Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Mateo 5:6
Quizá luego de leer esta bienaventuranza se nos puede ocurrir preguntar ¿Cómo puede ser feliz alguien teniendo hambre y sed? Parece ilógico que hallemos felicidad al ser privadas de estas necesidades importantes como ser comer y beber; pero… espera, la bienaventuranza no menciona alimentos ni bebidas; sino justicia. “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia”, ahora bien ¿Qué es justicia?
De acuerdo al diccionario español justicia es “la virtud de dar a cada cual lo que corresponde”, “Conjunto de valores esenciales sobre los cuales deben basarse una sociedad y el Estado”. ¿Esta es la justicia de la bienaventuranza de la que habla el texto bíblico? No, el señor Jesús hace mención a otro tipo de justicia, a aquella que no es humana; sino divina y que únicamente se experimenta a través de una relación personal con Jesús, quien nos justifica por su sangre.
Seguramente recuerdas que en cierta ocasión Jesús dijo “mi comida es hacer la voluntad del que me envió” (Juan 4:34) Jesús estaba apasionado por hacer la voluntad de Dios, esa era su comida, que todos los hombres conozcan de la gracia que restituye y salva.
Ahora mirémonos a nosotros mismas, ¿Nuestra hambre nos define? Si, nuestros antojos, nuestra avidez describen en gran medida el espirtu que tenemos. Si nuestros deseos nos llevan a Dios, seremos sincronizados a sus propósitos, pues Jesús dijo que los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados (Mateo 5:6) a él le agrada cuando anhelamos la justica y la buscamos como un tesoro, el Señor se agrada de ese deseo y del reino donde preferimos habitar. Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6:33
Si, pero primero debemos vaciarnos de nosotras mismas: de nuestro orgullo, de la falta de perdón, de la falta de contentamiento, de mentiras, de chismes, de nuestro egoísmo, etc., si mi amiga, nuestra vieja yo debe irse primero, para que podamos tener hambre y sed de justicia, la verdadera justicia de ser como CRISTO y anhelar fervientemente hacer la voluntad del Padre, lo que Dios nos manda.
El hambre y la sed es un sedeo físico que nos lleva a buscar alimento y bebida, si una persona sienta hambre y sed es un síntoma de que esta persona se encuentra bien de lo contrario significaría que está enferma y eso preocupa, ¿cierto? así también deberíamos preocuparnos por buscar satisfacer nuestra hambre y sed espiritual. En el evangelio de Juan 4:31-34vemos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo dando prioridad al hambre espiritual.
Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Juan 4:31-34
Querida amiga conocemos que el hambre y la sed física son dos necesidades vitales para el hombre, más el hambre y sed de justicia como hijas de Dios, son una necesidad aún más imperiosa, toda aquella que busque afanosamente la “felicidad”, suplir insatisfacciones temporales, serán defraudadas, pues lo único que tenemos que perseguir con hambre y sed es la verdadera justicia de ser como Cristo y el promete, que seremos saciadas, cuidémonos de las necesidades superficiales que el mundo crea a diario y seamos verdaderamente mujeres apasionadas, hambrientas y sedientas en hacer la voluntad de Dios, su justicia.
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