Promesa confiable

 


El Señor no retarda Su promesa, según algunos la tienen por tardanza,

sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca,

sino que todos procedan al arrepentimiento.

2 Pedro 3:9

 

Es casi seguro que la mayoría de las personas, en algún momento de la vida, han tenido que esperar con paciencia por algo o por alguien; o de pronto han recibido una promesa que fue hecha para traer esperanza y esta se tarda en llegar. Esto genera un sentir y un pensar que fácilmente mueve el corazón a duda, impaciencia, desconfianza y malestar.

 

Las promesas de Dios son siempre seguras, total y absolutamente confiables. Cristo es la muestra de ello, Él es la promesa cumplida a Su pueblo. El Antiguo Testamento deja evidencia de cada promesa que anuncia Su llegada al mundo. El Nuevo Testamento nos permite ver que Él es el cumplimiento perfecto, completo y absoluto de todas las promesas del Padre, siendo a través de Su muerte, la garantía de nuestra redención y, a través de Su resurrección, la garantía de una Vida Eterna a Su lado.

 

El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado…

Marcos 1:15

 

Jesús llegó al mundo en el tiempo perfecto de Dios, para cumplir con Su amoroso propósito eterno. Al volver al cielo, dejó también asegurada Su presencia a través de Su Santo Espíritu, quien está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Su regreso es la promesa que hoy sostiene nuestra fe, que nos hace aguardar con esperanza el porvenir, porque aún en el sufrimiento podemos recordar que ninguno podrá compararse con la gloria venidera que tendremos gracias a Su regalo de salvación.

 

Algunos la tienen por tardanza, como lo indica nuestro pasaje, aquellos que son incrédulos. Pero para quienes le amamos y confiamos plenamente en Él, sabemos que no es así. Podemos ver en Su paciencia hacia nosotros el calibre de Su amor y Su misericordia. Podemos ver que Su venida se prolonga debido a Su gracia y al anhelo de Su corazón, pues nuestro Dios no quiere que nadie perezca, por el contrario, Su deseo es que todos procedan al arrepentimiento.

 

Podemos descansar en Él y en cada una de Sus promesas, podemos caminar con la certeza de que cada una ha sido, es y será siempre cumplida por medio de nuestro amado Jesús. Él prometió estar con nosotros y llevarnos a Su reino eterno lleno de amor. Cuando sea difícil aferrarse a una promesa, podemos alzar nuestra mirada para recordar que Él vino al mundo para dar Su vida por nosotros en una cruz y resucitar de una tumba, haciéndolas Sí y amén para nuestras vidas.

 

Pues tantas como sean las promesas de Dios, en Él todas son sí.

Por eso también por medio de Él, es nuestro Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros. 

Ahora bien, el que nos confirma con ustedes en Cristo y el que nos ungió, es Dios,

quien también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía.

2 Corintios 1:20-22

 

En nuestros afanes, nuestras luchas, en las agendas apretadas que nos llevan a un correr rápido por la vida, podemos detenernos para no olvidar anclar nuestra confianza a Él, nuestro Salvador, quien diseñó un plan precioso que nos da salvación, paz y felicidad; que incluye instrucciones llenas de luz y preciosas promesas que nos hacen parte de Él.

 

…Él nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas,

a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina…

2 Pedro 1:4

 



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