¿Temes a Dios?

 



La situación que estaba viviendo el pueblo judío era bastante compleja, debido a los efectos del cautiverio en Babilonia, el regreso a Jerusalén se vio afectado por una crisis económica, tanto así que en el mismo pueblo se presenció una opresión por causa de esta.  Muchos de ellos se aprovecharon de otros para sacar ventaja en la economía, pasando por encima de los principios divinos. Por esta razón Nehemías, convocó al pueblo y les reprendió.

 

“Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.”

Nehemías 5:15 RV60

En el tiempo que Nehemías fue gobernador de Judá, dirigió un gobierno diferente al de los demás, pues tomó la decisión de no beneficiarse de forma usurera, enriqueciéndose a sí mismo. Tanto Nehemías como sus colaboradores, no tomaron provisiones procedentes del tributo del pueblo,  administró con justicia y su riqueza provino como copero del rey en Persia. 

 

Nehemías contaba con poder y aval legítimos para usarlos a conveniencia,  sin embargo, a pesar de la posición favorable como gobernador y la oposición frente a la obra de restauración civil y material que estaba ejerciendo en Jerusalén,  permaneció fiel en todo lo que hizo, porque temía fielmente a Dios.  

 

Nehemías consideraba como desobediencia a Dios el participar de las formas usureras que tenían los gobernadores predecesores, decidió agradar a Dios y realizar buenas obras a favor de sus hermanos judíos. Aparte de la reconstrucción de los muros en Jerusalén, los amonestó por la opresión entre ellos, haciendo hincapié en el pecado que incurrían, por la falta de temor a Dios en sus corazones.

 

Nehemías va más allá de la tarea realizada, asigna a Hanani y Hananías el cuidado de la ciudad de Jerusalén. Hananías como el jefe de la fortaleza, se destacó como varón de verdad y temeroso de Dios más que muchos según la Palabra,  no por ser educado, ni por sus altas capacidades, sino porque fue un hombre fiel. Esto no quiere decir que la preparación y las habilidades no son necesarias, pero si no se acompañan de fidelidad, carecen de valor.

 

“mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque este era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos).”

Nehemías 7:2 RV60

 

El temor a Dios va más allá de la simplicidad del miedo, es una actitud reverente y respetuosa, es un reconocimiento del poder, la autoridad y la supremacía divina y, como resultado, la sumisión a Él que se refleja en la fidelidad, independientemente del tiempo, las personas y las circunstancias.

El conocimiento de Dios, de Su carácter, Sus obras, de quién es y lo que hace, es base para desarrollar el temor a Él en el corazón de cada uno de los creyentes.  El estudio de la Palabra y la meditación en ella son indispensables para conocerlo y reconocer la necesidad que el hombre tiene de Él en su vida.

 

El temor a Dios se manifiesta en la fidelidad del creyente. Ser fiel a Dios en la comodidad de situaciones favorables no es igual de demandante que serlo en tiempos de angustia, de prueba y de persecución. Nehemías es un maravilloso ejemplo de ello.

 

La fidelidad del creyente refleja un carácter que se desarrolla en el temor a Dios.





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