Emociones con propósito





“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”

 Génesis 1:31 RVR1960

 

Cuando Dios creó el universo, lo creó siendo bueno en gran manera, lleno de cosas que son agradables para Él, esto incluye a los seres humanos. En este mismo pasaje vemos que al crear a la raza humana, Dios la creó a Su imagen y semejanza (Génesis 1:27).

El ser humano, a diferencia del resto de la creación, no solo tiene cualidades físicas que la distinguen, sino también capacidades internas, entre estas están el sentir y expresar emociones.

¿Sabes? está comprobado que el ser humano tiene la capacidad de sentir más de 450 emociones, es decir que es prácticamente imposible no sentir “nada”; a veces pasamos por circunstancias en las cuales decimos “no siento nada” o “no sé que es lo que siento”, pero realmente todo lo que sentimos existe, tiene un nombre y un propósito. Todas las emociones fueron creadas por Dios, por lo tanto, son buenas. Nuestras emociones fueron creadas para ayudarnos a resolver diversos acontecimientos de nuestra vida, pero a pesar de esto, muchas veces no les damos un buen manejo, podemos dejar que nos dominen y eso llega a generarnos problemas (como herir a otros o expresarlas con personas equivocadas o en momentos equivocados). Como hijas de Dios es importante dominar nuestras emociones, aprender a reconocerlas y también a regularlas.

Reconocer y dominar nuestras emociones no es fácil, pero debemos recordar que Dios nos ha dado un espíritu de dominio propio; es posible que en nuestras fuerzas humanas sea difícil lograrlo, pero en el Espíritu de Dios podemos hacerlo y, de este modo, también lograremos guardar nuestro corazón, ya que, al no dominarlas llegan a acumularse de una forma dañina en nuestra mente y en nuestro corazón.

Muchas veces llegamos a tener conflictos internos debido a la falta de aceptación de nuestras emociones. Por ejemplo, es común pensar que “somos enojadas” cuando realmente no es así, simplemente hay momentos en los que “estamos” o “nos sentimos” de ese modo. Debemos identificar que nosotras no somos nuestras emociones, recordemos también que nuestro corazón es engañoso (Jeremías 17:9) y por esa misma razón necesitamos la ayuda de Dios, quién mejor que el Creador de las emociones para que nos guíe a ordenarlas e identificarlas. 

En las siguientes dos miniseries aprenderemos a identificar las expresiones positivas y negativas de las emociones, también conoceremos de una forma más profunda el propósito con el cual Dios dejó cinco de las emociones básicas, que son: el enojo, la tristeza, el miedo, la alegría y el desagrado. 

Dios se preocupa por nuestra salud y bienestar mental, Él desea que tengamos paz, que atendamos nuestras emociones y así mismo anhela que podamos encontrar el propósito de estas para que las ejerzamos conforme a ese propósito. Aprendamos a confiarle y a entregarle a Dios nuestro corazón y nuestras emociones. 

 

“No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí.”

Juan 14:1 NTV



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