“Y Él (Jesús) dijo Ven: Y descendiendo pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús”. Mateo 14:29
El carácter impulsivo de Pedro le llevaba a tomar riesgos y el pasaje tomado hoy es un vivo ejemplo de ello: todo el mundo está temeroso por la fuerte tormenta que azota la barca, entran en pánico al observar lo que les parece un fantasma, cuando de repente movido por la adrenalina del momento, Pedro grita algo que a mi parecer jamás pensó dos veces ¡Y Jesús lo animó a correr el riesgo!
Me imagino aquella escena y puedo ver la cara de asombro que tienen los discípulos, estoy segura de que alguno pensó: “¡Siempre Pedro metiéndose de narices! ¡Está loco!” Pero allí está aquel loco haciendo lo que ningún otro se atrevió hacer.
Yo me identifico con los discípulos, no soy de las que actúan por impulsividad, suelo mirar todos los detalles para ver si lo que voy a arriesgar vale la pena o no, y aunque valiera la pena, tengo que tomar mis debidas precauciones.
Una vez una amiga con el carácter de Pedro, me propuso salir de la ciudad para aventurarnos en la búsqueda de una laguna, la idea era ir en una moto prestada que no tenía papeles, sin casco de protección, con la mitad del combustible en el tanque y con una fisura de aceite, la moto podía dañarse y nosotras tener un severo accidente.
“Hay no se Tamara, ¿Y si nos pasa algo?” Yo quería ir, sabía que era arriesgado en semejantes circunstancias, después de tanto pensar teníamos que tomar una decisión, entonces dije: ¡Vamos en el nombre de Dios! Sabía que si lo pensaba un poco más terminaría en casa tomando jugo así que por fin me arriesgué. Hicimos un trayecto como de 30 Km, un trecho en realidad corto, pero lo sentí como el viaje más largo de mi vida, yo iba tiesa de los nervios rogando a Dios por todo el camino que nada malo pasara. Cuando llegamos al paraíso encontrado, hice una profunda respiración seguida de una enorme carcajada que delataba mi miedo. ¡Qué locura!
Pero el bello paisaje absorbió mi mente por completo, superó los nervios llevándome a la plenitud de aquel atardecer veraniego. Había valido la pena correr el riesgo, el regreso a casa fue historia.
Dios en un Dios que en nuestro lenguaje toma riesgos, ya que para él no existen cosas que lo puedan poner en situaciones de peligro o de perder algo, pero para nuestra mentalidad humana exponer a Cristo Jesús al escrutinio del hombre y dejarlo caer en manos de pecadores para que lo mataran fue realmente un riesgo que asumió voluntariamente, sabiendo que todo apuntaba a la restauración de la intimidad entre Él y nosotros.
Dios también desea que tomemos riesgos necesarios para acercarnos a él, lo que hizo Pedro fue exponer sus propias debilidades humanas (ningún hombre puede caminar sobre el agua) para ser sostenido por Jesús.
El Señor te llama a pisar fuera de tu cómodo barquito para exponerte a situaciones de las que no tienes control y no pretende que recorras el trecho limpiamente, si sientes que la duda te aprisiona, está bien, el miedo dirigirá tus ojos a Cristo, para que seas maravillosamente sostenida por él. No te quedes dentro de tu lugar cómodo, es más seguro cuando puedes atravesar las tormentas de la vida de la mano de Cristo. Él vendrá por ti, tomar la decisión no es fácil, pero Él mismo puede transformarte hasta convertirte en una mujer valiente para decir:¡Si Señor iré en el nombre de Dios!
Los primeros pasos que des serán titubeantes, pero mientras más de cerca mires al Señor, podrás correr sobre las aguas, volar sobre los montes, terminarás riendo a carcajadas diciendo: ¡Oh Señor quiero intentarlo otra vez!
¿Te has arriesgado alguna vez? Arriésgate por Cristo, no tienes nada que perder.
ACERCA DEL AUTOR
Angélica Jiménez
Hija de Pastores misioneros de nacionalidad Colombiana, ha servido desde los 9 años junto a sus padres en los países de Bolivia y Argentina. Diagnosticada alrededor del año 2009 con Síndrome de Eisenmenger ha propuesto en su corazón servir a Dios hasta el día en que él se lo permita. Sus experiencias en la obra misionera continúan labrando el sueño de brindar herramientas bíblicas para las jóvenes de hoy.
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