Renuncio a mí



A la mayoría de nosotros nos pasó siendo niños, que nos preguntaron qué queríamos ser cuando fuéramos grandes, probablemente las respuestas eran algo como: maestra, bombero, policía o, en mi caso, diseñadora de modas. Cuando llega el día en que debemos decidir nuestro futuro, evaluamos muchos factores, como el empleo, los costos de la carrera, si nos gusta realmente, los años que nos llevará, entre muchos más, pero nunca nos preguntamos si la carrera que llevaremos y que marcará el resto de nuestra vida será una carrera que le sirva a Dios.

En Hechos 20, versículo 24, Pablo dice: “Pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor Jesús…” Meditando en este versículo recordaba cómo Pablo renunció a muchas cosas en su vida para servirle a Jesús, para ser usado llevando el Evangelio y, aunque muchas veces no fue bien recibido, como él mismo lo dice, prefería morir a causa de Jesús.

A pesar de que se encontraba con pruebas, Pablo nunca dejó ese llamado del Espíritu Santo, siempre cumplía y entregó todo por Jesús. A veces tenemos planes en la vida, metas que queremos alcanzar, oportunidades que tal vez se presentan una sola vez. Te pregunto: ¿Estás lista para renunciar a tus planes por Jesús? ¿Tu vida cumple el propósito y el llamado que Dios te hizo?

A inicio del año 2020 estaba participando en un intercambio de trabajo en Estados Unidos, esta oportunidad era de esas oportunidades que se dan una vez en la vida y solamente podía aplicar siendo estudiante de la universidad a la que pertenezco; el poder llevar ese intercambio implicaba estar fuera de mi casa, de mi país, estar en otra cultura, hablar todo el tiempo otro idioma, atrasarme un año más en la carrera, por mencionar algunas cosas.

Estuve trabajando dos meses y la verdad le daba gracias a Dios por lo que me había regalado, cada día le decía que estaba ahí por Él, pero luego la pandemia llegó y el intercambio fue cancelado, no pude regresar a mi país porque las fronteras estaban cerradas. Viví un tiempo con familiares con los cuales no tenía mucha comunicación. Al inicio decía: esto acabará pronto, en unos días regresaré a mi trabajo… pero los días se volvieron semanas, las semanas meses y finalmente estuve poco menos de un año lejos de casa y de mi anhelo.

Cuando nos informaron que todo sería cancelado, le reclamaba a Dios el por qué me había permitido ilusionarme para luego quitarme el regalo, a mis ojos no lo veía justo; con el tiempo y meditando en Dios me di cuenta de que Él me había pedido ese trabajo, el de mis sueños, esa oportunidad única y esos planes para cumplir con Su llamado, pues si no fuera así, este escrito no existiría.

Comprendí que debo vivir mi vida en Él y, sobre todo como dijo Pablo, que mi vida sea usada por Dios para alcanzar a otros. Compartí luego con una amiga que las pruebas que pasé fueron pruebas que Dios permitió para formarme y pulirme, que las pasaría con un 100, ¡y hasta con puntos extras!

Pero no fue hasta que le dije a Dios que le entregaba mi sueño, mis días y mis manos para que Él me envíe a donde Él me quiere, que comencé a ver Sus propósitos cumplirse en mi vida.

Hay una canción que me gusta mucha llamada “Envíame a mí” de una banda de Guatemala llamada LEAD, (si puedes escucharla te invito a que medites en su letra). Un fragmento de la canción dice así: “Todo apunta a Ti, Toda mi vida es para Ti, Que el mundo conozca de Tu amor, Eres el fin y la razón. Toma mis manos, Afirma mis pies, envíame a mí, Toma mis manos, Apunta el lugar que yo quiero ir.”

Esta canción me gusta mucho, porque habla de entregarle nuestra vida a Jesús y ser obediente al llamado. Al leer Hechos y la vida de Pablo, pude darme cuenta de su obediencia, tal vez él de niño tuvo planes que pudieron cambiar de adolescente, pero cuando Jesús llamó no había nada que lo detuviera.

Así que pregúntale a Dios cuál es esa dirección que Él tiene para ti, a dónde Él quiere que apuntes, en dónde tu carrera profesional lo va a exaltar y, aunque en el camino tengamos que entregar cosas recuerda que es por amor a Él y que Él tiene algo más grande para tu vida.



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