Tu Pasado es Perdonado

 


Desde muy pequeños los seres humanos aprendemos a medir el tiempo, nos enseñan a diferenciar el día de la noche y el ayer del hoy y del mañana. Cuando agregamos a ello vivencias y experiencias que tienen fechas, horas y minutos, vamos creando memorias y recopilando recuerdos. Podemos decir con seguridad que todas las personas tienen recuerdos malos y buenos. Los recuerdos malos nos hacen sentir que tenemos un pasado que nos marcó, haciendo una diferencia en cómo llevamos nuestra vida desde ese momento.

¿Qué pasaría si ese pasado saliera a la luz? ¿Qué tal si alguien importante en tu vida lo conoce, tu familia se entera de él, o personas de tu colegio, universidad, congregación, por ejemplo, lo llegan a saber? Algo así nos haría sentir completamente expuestos, pues muchas veces eso que vivimos, eso que nos marcó de forma negativa, tratamos de ocultarlo por miedo al qué dirán o qué pensarán de mí.

Quiero contarte una historia que se encuentra en Juan 8:1-11. Trata acerca de una mujer que fue sorprendida en adulterio (puedes leerla completa en el pasaje que referí). En resumen, unos hombres religiosos de esa época la llevaron ante Jesús al sorprenderla en el acto mismo del adulterio, diciendo que según la ley de ese tiempo debía ser apedreada. Jesús responde a estos hombres con estas palabras:

—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Dice la Biblia que luego de esas palabras, uno a uno, se fueron retirando hasta que no quedo nadie más, y fue ahí donde Jesús se le acercó a la mujer y le dijo:

—Tampoco Yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.

¿Te imaginas el escenario? Una mujer que fue encontrada en su pecado, expuesta, todos los ojos puestos sobre ella, juzgada por cada persona que estaba en ese lugar, donde el único objetivo era buscar la forma de castigarla. Probablemente en su mente veía condenación, muerte, el final. Lo único que bastó para que todo ello terminara, fueron las palabras llenas de amor y perdón de Jesús, diciendo que ni Él la condenaba (siendo el único que podía hacerlo, pues era limpio de pecado) y pidiéndole que no volviera a hacerlo.

Hoy todos podemos identificarnos con esa mujer, todos llevamos en nuestro pasado el peso de un pecado que está expuesto ante el mundo y que nos hace sentirnos condenados. Pero recuerda que ¨Dios eterno es tu refugio, y sus brazos te sostienen¨ (Deuteronomio 33:27).

Por más grande que sea tu pecado, es parte de tu pasado y Jesús te da una nueva oportunidad. Él no te condena. Todo lo contrario, Él está con Sus brazos abiertos esperando por ti, para que comiences una nueva vida, para que vuelvas a nacer en Él. Te dejo con este fragmento de una canción muy linda que se llama ¨CARTA DE AMOR¨, de Un corazón…

Oh, Jesús

¿Cómo pudo ser que viendo mi corazón me amaste tal como soy?

Esa Cruz, tu carta de amor para este pecador

Eres tan bueno Dios

Tu pasado es perdonado por Jesús, perdónalo tú también y verás que tu vida será liberada de un peso enorme que ni tú imaginabas cargar.




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