¡Ojalá el ambiente fuera más solidario para
establecer buenas relaciones! Lamentablemente nos movemos en un terreno árido
donde podemos ser presas de la burla indiscriminada por casi cualquier
cosa.
Nada más lejos de ser saludable que el
acoso en sus variadas formas, personas (sin importar la edad) que arremeten
contra otra utilizando armas ofensivas verbales o físicas para atacarla con
ardor, sin descanso y que se deleitan en el poder que infligen y el dolor de
su víctima, ¿te suena familiar?
El Bullying es enemigo de las relaciones
saludables, se cuela en mentes que están en pleno desarrollo, arrasan hasta
pulverizar la autoestima de niños, jóvenes y adultos que lidian con sus
consecuencias, por eso es nuestro deber exponerlo.
Seguramente has escuchado mucho sobre el
bullying escolar o ciberbullying, que, aunque no son los únicos tipos de
ejercerlo, sí son de los más generalizados en nuestra sociedad, cualquiera
puede ser víctima de esta situación, pero muchas veces quienes se llevan la
peor parte son niños/as que cuando experimentan la intimidación se retraen y
comienzan un círculo de desprecio, reproches y culpabilización que les afecta
durante toda la vida.
Cuando una persona constantemente está
siendo agredida, sea de manera verbal o física, su cerebro se pondrá en un
estado de alerta, la mayor cantidad de su energía física y mental estará
dirigida en la creación de estrategias de defensa, huida y supervivencia. Por
lo que experimenta altos niveles de estrés, tensión y ansiedad. Y a largo plazo
daños físicos como irritaciones estomacales e intestinales, entre otras secuelas
de salud.
El pasar desapercibido es la mejor
estrategia que se puede utilizar para el momento, el daño radica cuando esta
estrategia se convierte en un patrón de comportamiento ante cualquier situación
en que la persona se sienta expuesta o en peligro. Vivir en modo de alerta
constante nos deja muy poco espacio para el aprendizaje y la creatividad, es
por eso que cualquier persona que enfrenta una situación de acoso experimenta
también un bajo rendimiento intelectual y desmotivación para desempeñar tareas.
Te daré un detalle más: y es que cuando
alguien ha sido receptor de tanto desprecio y burla se convierte en un
potencial agresor, como si el bullying en todas sus formas tuviera un efecto de
cascada repitiéndose generalmente de adultos hacia niños, luego estos niños
expanden la agresión a otros porque ha sido la manera en que aprendieron a
relacionarse, posteriormente se convertirán en adultos violentos con sus hijos
y así se continúa la cadena del acoso y maltrato.
En otras situaciones, cuando el acoso se
prolonga en el tiempo, emerge la depresión y si la persona no tiene recursos
para enfrentarla comienza a contemplar el suicidio como la única escapatoria
para poner fin a su sufrimiento. A menos que… se corte esta cadena de
agresiones, depresiones y suicidios, sanando nuestro corazón con la Verdad del Evangelio
y extendiendo el perdón y la luz de Cristo hacia los que nos burlaron y
ayudando a las víctimas de bullying que tengamos a nuestro alrededor a sanar también.
Si has pasado mucho tiempo en tu vida
siendo víctima de este tipo de acoso, quiero decirte que El Señor está cerca de
ti y te entiende, Él está dispuesto a sanar cada herida provocada por otros en
tu corazón y liberarte del resentimiento que experimentas. Puedes confiar en Él
y expresarle lo que sientes, te sana mientras tú abres los puños y dejas
expuesta tu alma ante Él. Su deseo es
transformar el dolor en algo bueno, ayudarte a resignificarlo y darle un nuevo
sentido de esperanza a tu vida. No estás sola.
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