Hermosamente Rendida - Introducción

 




La vida puede sentirse dura. Si somos honestas, podemos mirar nuestras vidas y preguntarnos: ¿Es esto realmente lo que Dios ha planeado par ami? ¿Estoy realmente en Su voluntad? Si es así, ¿por qué mi vida es tan difícil? ¿Por qué mi vida está marcada por el quebrantamiento y el dolor? 

Todas nos hemos hecho de alguna manera estas preguntas de vez en cuando. Todas hemos sido dejadas de lado por la traición, la angustia y el quebrantamiento. Todos los días se nos recuerda que este mundo no es nuestro hogar, y, sin embargo, nuestro corazón sufre por lo que no tenemos. Fuimos hechas para mucho más y anhelamos experimentar el cielo en la tierra. Entonces, cuando la vida es difícil, cuando las respuestas a nuestras oraciones tardan en llegar y cuando el dolor invade nuestras vidas, luchamos con lo que pensamos que sería nuestra vida frente a la realidad. 

Podemos encontrar mujeres con historias similares a lo largo de la Biblia. Cada una pasó por su propio dolor, duda y preocupación. Aunque sus historias son únicas, sus vidas bellamente entregadas estuvieron marcadas con una mezcla de esperanza y angustia. Ninguna de ellas tuvo una vida fácil. Cada una tuvo que caminar a través del dolor. Cada una tuvo que confiar en Dios en lo desconocido. Cada una tuvo que vivir por fe y no por vista. Cada una tuvo que elegir creer en la bondad de Dios en medio de sus oraciones sin respuesta. Cada una tuvo que vivir en la tensión de la soberanía de Dios y el quebrantamiento de la vida.

“Alegres en la esperanza, pacientes en el sufrimiento, constantes en la oración”
– Romanos 12:12

Nuestras vidas pueden no estar marcadas con facilidad, pero no se equivoquen, están marcadas. Marcadas con el amor de Dios. Marcadas con la provisión de Dios. Marcadas con la unción de Dios.

Así que, mantente firme en tu fe, mi dulce hermana. No tiembles, aunque el mundo tiemble. Dios está contigo. Dios está por ti, y Dios tiene un propósito mayor en el dolor cuando eliges rendir hermosamente tu vida a Su voluntad. Al igual que las mujeres en la Biblia que nos han precedido, Dios está con nosotras y en Él encontramos nuestra fuerza sin importar lo que se nos presente.


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