Esperanza Eterna - Introducción

 


La esperanza puede ser algo difícil. Puede darnos grandes alegrías, o decepcionarnos cuando no sucede lo que esperamos. Siempre estamos a la expectativa: la seguridad eterna o el resultado positivo en un examen, la restauración de una relación o una noche de sueño reparador. Pero, ¿qué significa poner realmente nuestra esperanza en algo? ¿Y en qué debemos poner nuestra esperanza? ¿Está bien esperar cosas, aunque nunca lleguen a suceder?

Hebreos 6 nos dice que la esperanza que tenemos en Cristo es el ancla de nuestras almas. Esta esperanza nos mantiene aferradas a las promesas inmutables de Dios para la salvación y la vida eterna con Él. También nos recuerda la verdad del carácter de Dios y la promesa de Su presencia, amor, bondad, provisión, compasión, justicia y cuidado. Cuando nos mantenemos con esperanza, podemos vivir cada día con alegría y paz, sean cuales sean nuestras circunstancias.

La esperanza es la confianza que tenemos de aguardar en Dios cuando no podemos ver el futuro. Perseverancia es seguir confiando en la bondad de Dios cuando las circunstancias nos dicen que nos rindamos. Y la fe es la seguridad de que nuestra esperanza no nos defraudará porque Aquel que la alberga es digno de confianza.

CUANDO NOS MANTENEMOS CON ESPERANZA, PODEMOS VIVIR CADA DÍA CON ALEGRÍA Y PAZ, SEAN CUALES SEAN NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS.

Durante las próximas seis semanas, estudiaremos la naturaleza de la esperanza y lo que significa vivir con ella. Pasaremos tiempo estudiando, recordando y proclamando el carácter de Dios y la promesa del regreso de Cristo, creciendo en nuestra fe a medida que ponemos nuestra esperanza en quién es Dios y en lo que ha prometido. Exploraremos cómo está relacionada con el amor, la perseverancia y la fe, y de qué manera Dios utiliza esta esperanza para hacernos crecer en cada una de las áreas.

Mientras nos sumergimos en la Palabra de Dios y estudiamos este increíble don de la esperanza, que Dios obre en nuestros corazones y haga crecer nuestra confianza para esperar en Él cuando no podemos ver el futuro.


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