Del quebranto a la restauración (Nehemías) - Introducción
El Libro de Nehemías muestra la increíble
fidelidad de Dios para Su pueblo. Dios utilizó a Su leal siervo Nehemías para
guiar al pueblo de regreso a Jerusalén y reconstruir el muro de la ciudad.
Nehemías no sólo dirigió los esfuerzos de construcción, sino que también animó
e instó al pueblo a trabajar duro y volver a adorar a Dios como es debido.
Nehemías fue el líder fiel que el pueblo necesitaba para recordar la fidelidad
de su Dios durante un tiempo de transición y reconstrucción.
Los libros de Esdras y Nehemías forman una sola
obra en la Biblia hebrea; juntos, ofrecen un relato completo del regreso de los
exiliados babilonios a Jerusalén. La narración combinada presenta la historia
del regreso de los exiliados en dos períodos, cada uno marcado por dos líderes
destacados. Esdras (el primer relato) registra la reconstrucción del templo
bajo Zorobabel y Josué, el sacerdote. Nehemías (el segundo relato) detalla la
restauración del culto a Dios y la reconstrucción de las murallas de Jerusalén
bajo Esdras y Nehemías.
Los acontecimientos de Esdras y Nehemías
transcurren entre los años 600 y 400 a.C., desde la deportación del pueblo de
Judá a Babilonia hasta el viaje de regreso de Nehemías y su labor de
reconstrucción de la muralla de Jerusalén. Tradicionalmente se considera que
Esdras es el autor de ambos libros, así como de 1 y 2 Crónicas, y los eruditos
suponen que probablemente recopiló los libros utilizando diversos documentos y
fuentes.
ÉL RESTAURÓ A SU PUEBLO REPETIDA, CONSISTENTE Y
CONTINUAMENTE.
El Libro de Nehemías deja claro que Dios no
restauró a Su pueblo una sola vez. Por el contrario, Él restauró a Su pueblo
repetida, consistente y continuamente. Nehemías fue el líder que Dios usó para
animar y exhortar al pueblo a regresar a la adoración apropiada a Dios. El
liderazgo fiel de Nehemías refleja el liderazgo fiel de Dios. Dios no sólo
condujo a Su pueblo de regreso a la tierra que les prometió, sino que
permaneció con ellos para cumplir Su voluntad, incluso en sus tiempos de
infidelidad. Mientras buscamos amar a Dios grandemente, podemos descansar en la
confianza de que Él siempre tiene presente lo mejor para nosotras y es el líder
fiel en quien siempre podemos confiar.
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