“ En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano
en tiempo de angustia.”
(Proverbios 17:17 RVR1960)
¿Alguna vez has
escuchado la frase que dice “los amigos son los hermanos que nosotros
escogemos”? En ella se hace la comparación con los hermanos, porque comúnmente
son ellos con quienes crecemos desde pequeños y, en esta relación suele haber
un apoyo y amor incondicional.
En el diseño de
Dios hay un propósito por el cual cada uno de nosotros tiene una familia. Sin
embargo, es algo muy lindo que la Biblia es intencional al mencionar la
amistad.
Actualmente se
ha perdido mucho el valor de la amistad, es común escuchar a personas que dicen
que tienen muchos amigos, confundiendo mucho esta valiosa palabra con términos
como “conocidos” o “compañeros”.
En el versículo
inicial podemos observar cómo se identifica a un amigo, un verdadero amigo. La Biblia es clara diciendo que el amigo
es aquel que ama y que en tiempo de angustia es como un hermano. Estas
características probablemente limitan el número de personas que podemos
considerar como amigos.
Utilizaremos un
ejemplo de la Biblia para profundizar en ello. En Marcos 2:2-5 se habla de una
ocasión en la que Jesús se encontraba en una casa predicando, alrededor de ella
había una gran multitud y cuatro hombres intentaban acercar a un paralítico. Al
principio por la cantidad de personas que había en ese lugar no lo lograron;
sin embargo, las escrituras dicen que ellos levantaron el techo de aquella
casa, acercando así a aquel hombre necesitado para que Jesús lo sanara y, de
hecho, así lo hizo.
Este pasaje nos
habla de cuatro “hombres” acercando a un paralítico, pero muchas personas
cuando hablan de esta historia dicen cuatro “amigos”, ya que estas personas no
se rindieron, hicieron todo lo que estaba en sus manos con el objetivo de poder
acercarlo a Jesús, porque él por sí mismo no podía acercarse, inevitablemente necesitaba
ayuda.
Muchas veces nos encontramos en esta posición, quizá no estamos paralíticos en
nuestro cuerpo, pero sí en nuestra alma. Hay situaciones de la vida que son
duras y angustiantes, situaciones que nos paralizan la mente y el corazón,
donde somos vulnerables y necesitamos ayuda.
¿A quién buscamos cuando nuestro corazón está
angustiado y paralizado? Buscaremos a amigos que estén dispuestos a acercarnos
a Jesús,
amigos que quizá no pueden resolver nuestros
problemas,
pero que saben que quien puede sanar nuestro corazón
es Jesús.
Algo que me
gusta mucho de esta historia es que el versículo cinco dice:
“Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:
Hijo, tus pecados te son perdonados.”
(Marcos 2:5 LBLA)
Jesús vio la fe
de los cuatro hombres que llevaron al paralítico, la fe de sus amigos. Y eso
nos habla de una característica importante en la cual debemos basarnos para
buscar amigos: la fe. Cuando nuestro corazón está paralizado y angustiado no
podrá ver con claridad y será difícil creer en un milagro, por ello necesitamos
a amigos que crean por nosotros, que nos acompañen en oración y crean por
nuestro milagro.
Y finalmente,
debemos tener la convicción de que tenemos a Dios como nuestro amigo, Él es
incondicional, Él cree en nosotros y Él quiere darnos el milagro y el consuelo
que necesitamos en tiempo de angustia.
Nuestra mejor opción y nuestra única opción en tiempo
de angustia es Dios,
pero cuando sea difícil acercarse a Él, debemos
buscar a aquellos que nos amen
y que estén dispuestos a llevarnos a Su presencia por
nuestro milagro.
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