“Pilato le preguntó:
«¿Qué es la verdad?».
Y habiendo dicho esto,
salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
«Yo no encuentro ningún
delito en Él.” Juan 18:38
¿Qué es la verdad? Esta pregunta, formulada por Poncio Pilato hace
siglos, sigue resonando en el corazón de cada persona que se enfrenta a la
incertidumbre de la vida. Pilato, aunque tenía a la verdad misma frente a sus
ojos en la persona de Jesucristo, se vio paralizado por la indecisión y la
confusión.
Nos identificamos con Pilato más de lo que nos gustaría admitir. En
momentos de angustia y confusión, nos encontramos frente al dilema del "no
sé qué hacer". Nos sentimos abrumados por las circunstancias, incapaces de
encontrar una salida clara.
Hay alguien a quien le encanta vernos en ese lugar de incapacidad,
angustia y confusión. El enemigo se aprovechará siempre de esas circunstancias
para sembrar en nuestra mente pensamientos que obstaculicen la bendición de
Dios sobre nuestras vidas y, si dejamos que esos pensamientos se aniden en
nuestro corazón, estaremos caminando por senderos equivocados que nos alejarán
cada vez más de Dios.
A lo largo de la historia, muchos personajes bíblicos se encontraron en
situaciones similares y tomaron decisiones que cambiaron el curso de sus vidas.
Un ejemplo es David, él enfrentó la incertidumbre en el campo de batalla, pero
confió en Dios y derrotó al gigante Goliat. Otro hombre que podemos mencionar
es Moisés; ante el Mar Rojo, confió en la dirección divina y vio cómo Dios
abría un camino donde parecía no haber salida. A diferencia de Pilato, David y
Moisés sí lograron ver la verdad y actuar en consecuencia.
Entonces, ¿qué hacer cuando nos enfrentamos al "no sé qué
hacer"? La respuesta es simple pero poderosa: acudir a Dios en oración y
meditar en Su Palabra. En la Palabra de Dios encontramos las herramientas que
necesitamos para discernir entre lo bueno y lo malo, para rechazar la mentira y
abrazar la verdad.
La verdad es mucho más
que un concepto abstracto;
es el fundamento mismo
de nuestra fe y el camino hacia la vida abundante
que Dios desea para
nosotros.
La verdad es una
persona: Jesucristo.
Jesús le dijo: «Yo soy
el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí.
Juan 14:6 NBLA
Yo también me he encontrado en frente al “no sé qué hacer”, pero al
acercarme al Señor en oración, al exponer mi corazón delante de Él, he podido
sentir cómo Él tan amorosamente ha calmado mi ansiedad, ha renovado esos
pensamientos de confusión y me ha entregado hermosas promesas que consuelan mi
corazón.
En medio de tanta confusión y
desinformación, Dios nos llama a abrazar Su verdad, a dejarnos influenciar por
ella, a enfrentar la incertidumbre con confianza y esperanza en Él, a reflejar
Su amor y llevar una vida que glorifique Su nombre en todo lo que hacemos,
decimos y pensamos.
Estamos llamados a pensar y actuar de manera distinta, alcanzaremos este
objetivo al establecer una relación auténtica con Dios mediante la oración y la
lectura de Su Palabra. Esta conexión nos brinda una mayor conciencia de nuestro
camino, impulsándonos a esforzarnos por obedecer Su voluntad. Así, evidenciaremos
el poder transformador del Evangelio en nuestra vida.
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