Aprobado / Desaprobados

 


Al llegar al capítulo 5 de Daniel nos encontramos con un Daniel que probablemente tenía alrededor de 70 años, no se encontraba, ni destacaba entre los principales sabios del reino y no fue el primero en ser llamado por el rey Belsasar, hijo de Nabucodonosor. Posiblemente seguía sirviendo en la corte real, pero en un cargo menor. Sin embargo, sólo él estaba en la capacidad de descifrar el mensaje oculto escrito en la pared, y lo hizo, no sin que antes Belsasar el orgulloso, le recordara que era un simple cautivo de Judá.

En el capítulo 6, Darío el rey de Persia toma el dominio del imperio babilónico y comienza a preparar reformas para el recién extendido imperio persa. Daniel vuelve a tomar protagonismo como uno de los tres principales gobernadores del imperio, aunque Darío reconoció el espíritu superior de Daniel y pensaba colocarlo sobre todo el reino, las decisiones del nuevo rey no parecían ser del agrado de los gobernadores, por lo que buscaban la manera de acusar a Daniel y deshacerse de él. Convencieron fácilmente al rey de firmar el edicto que exaltaba su propio orgullo, lo cual implicaba acusar a Daniel de deslealtad al rey.

En estos capítulos, Daniel se encuentra ante nuevos retos, pero sus decisiones estuvieron marcadas con la misma integridad con la que actuó desde el primer momento. El mensaje de Dios para Belsasar era una sentencia de muerte, no era un mensaje fácil de transmitir, si Daniel no hubiera tenido su lealtad puesta en Dios, habría cambiado el mensaje de juicio por uno de alabanza al rey.  Con todo eso, antes de traducir el mensaje le recuerda al hijo la experiencia que su padre vivió al no reconocer a Dios como el gobernante supremo, el orgullo de Nabucodonosor y Belsasar era sólo aire en sus pulmones, su poder se acabaría en el momento que dejaran de respirar.

“Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto” fue solo una parte del mensaje a Belsasar, este rey no aprendió de la experiencia de su padre, por el contrario, endureció su corazón tanto, que lo que pesó en la balanza fue su orgullo y soberbia en la balanza de Dios.

Bajo sentencia de muerte por boca de leones, Daniel tenía la oportunidad de ocultarse, en cambio, abrió las ventanas de su casa y adoró a Dios, su fidelidad pesada como justicia y obediencia fue la declaración de su inocencia ante Dios quien lo libró de los leones y ante Darío quien reconoció el justo juicio de Dios y las malvadas intenciones del resto de gobernadores. La conducta de estos hombres motivada por la envidia contra Daniel, fue desaprobada y en consecuencia fueron ellos y sus familias los comidos por leones.

Dios nos ha puesto a todos en la balanza, y todos hemos sido hallados faltos, incluso Daniel. Pero en Su amor y misericordia Dios aprobó a Daniel porque tenía un plan con él y porque a su vez Daniel demostró fidelidad a Dios y lo reconoció sobre cualquier poder humano sin importar las consecuencias.

Dios nos aprueba en la medida que reconocemos a Dios como el gobernador de nuestra propia vida y actuamos en consecuencia, pero nos desaprueba cuando cerramos nuestros corazones a Su gobierno y objetamos ser nosotros mismos el centro de nuestra exaltación.

Entonces los funcionarios y sátrapas buscaron un motivo para acusar a Daniel con respecto a los asuntos del reino. Pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni evidencia alguna de corrupción, por cuanto él era fiel, y ninguna negligencia ni corrupción podía hallarse en él. Daniel 6:4 NBLA



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