sino
santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones,
estando
siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón
de
la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia,
1
Pedro 3:15
Estamos
en un mundo que quiere respuestas más allá de las opiniones. Vivir en
congruencia del mensaje, lo que creemos, quiénes somos y cómo vivimos. Debemos
estar preparados para la defensa ante toda demanda de razón de la esperanza que
tenemos en Cristo Jesús y, en todo ello, adorarle.
Hay
retos en nuestro día a día. Si nos enfocamos en el hacer solamente, corremos el
peligro de “tirar la toalla”. Es decir, sino somos transformados por el
Evangelio hasta ser hijos, el hacer cosas que parecen de hijos no nos dará el
título. Recordemos que es Su gracia por la que alcanzamos salvación y es el
Evangelio que nos da el poder para anunciarlo y vivirlo, Romanos 1:16:
Porque
no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios
para
la salvación de todo el que cree…
El
deseo es que estas líneas sean alentadoras, basadas en hechos que la Palabra de
Dios relata. Como el de aquellos hombres que dijeron “NO” a inclinarse a la
estatua del rey, porque en sus corazones sabían ese mandato de no adorar a
nadie más que a Dios (Daniel 3).
Pensando
en su contexto de esclavos, lo más lógico y quizá hasta “justificado”, era
obedecer al verdugo. Ellos sabían que lo contrario era la muerte. Pero cuando
se negaron, dijeron estas palabras:
“Ciertamente
nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente.
Y
de su mano oh rey, nos librará. PERO si no lo hace, ha de saber, oh rey,
que
no serviremos a sus dioses ni adoraremos a la estatua de oro que ha levantado”
Daniel
3:17,17 NBLA
El
PERO aquí, es de confianza en Dios. No es de negación o duda de Su poder. Evidencia
un PERO de adoración. El acto de adoración los llevó a permanecer fieles al
Señor a pesar de sus vidas. Tal cosa extraordinaria dejó perplejo al rey, al
ver cómo el poder de Dios en medio de la fidelidad de estos hombres los libró
de morir quemados. La Biblia dice que ¡Ni siquiera sus cabellos olían a humo!
Con esto en mente, reflexionemos: ¿Cómo me conocen los demás, como alguien fiel
al Señor?
Una
vida de adoración al Dios Altísimo es aquella que se niega a sí mismo. Es
adoración, quien vive al Dios en quien ha creído, quien se ocupa en la
salvación tan grande que por gracia ha alcanzado, diciendo NO a todo aquello
que no da gloria a Dios. Una vida, que por mucho es contracultural.
Jesucristo
es el mayor ejemplo que tenemos. Filipenses 2:5-11 recomienda que
tengamos la misma actitud que hubo también en Él, en no creer que somos igual a
Dios, que no nos aferremos a nada, sino que nos despojemos del YO,
humillándonos hasta la obediencia creyendo que sólo ante Él debemos rendirnos.
¿Hemos
pensado que en ocasiones al decir NO, para no contaminarnos y al decidir dar
gloria Dios con nuestras vidas, otros pueden ser impactados? Charles Spurgeon
dijo: Si elegimos una forma falsa de adoración, en poco tiempo elegiremos
adorar a un Dios falso.
Dios
merece adoración y el mundo necesita escuchar y ver el Evangelio
a
través de nuestras vidas.


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