Promesa Cumplida

 



Nada mejor para sostener la confianza, base indispensable para una relación sólida, son las promesas cumplidas.  Mi propia experiencia de vida me ha marcado desconfianza en personas cuyas palabras no se correspondieron con sus acciones. Y esto me hace pensar en: ¿Qué tanto puedo confiar en Dios? ¿Es Dios realmente confiable?

Hemos recorrido el camino del 2020 marcado por una terrible pandemia que ocasionó incertidumbre, duda y desconfianza en millones de seres humanos en el planeta, y estoy segura de que muchos recordaron a Dios para preguntarse: “En medio de esta catástrofe ¿Es Dios digno de que le dé mi confianza?”.

Pues veamos:

Antes de Dios establecer sus pactos, ya el ser humano tenía una relación con Dios irremediablemente rota, la mayor catástrofe de la historia, más devastadora que los millones de muertes que se ha cobrado el coronavirus. ¿Cómo podía el hombre volver a confiar en Dios y Dios en el hombre?

En los pactos que Dios hace con el hombre es donde vemos Su iniciativa por volver a reconstruir la confianza destruida. 

Lo hace con Noé y envía pruebas de su fidelidad al pacto en la señal del arcoíris, lo hace con Abraham y cumple su promesa del pacto proveyendo una descendencia para el patriarca en su Hijo Isaac. Lo hace con David levantando al Mesías inmortal para ocupar el trono por siempre y cumplir la promesa de un reino sin fin.

Todos los pactos que Dios ha hecho con el hombre han sido para restablecer una confianza perdida, y una relación rota solamente puede reconstruirse sobre la voluntad de las dos partes para comprometerse en actuar, Dios cumplió la parte que le correspondía ¿Y nosotros?

Aunque Dios sabía que el hombre que traicionó la confianza desde el momento cero, repetiría la misma escena en todos los momentos futuros, estaba interesado en restaurar la relación con su creación, por eso diseñó el maravilloso plan de enviar a Su Hijo al mundo para que, siendo nuestro representante, pudiera cumplir con nuestra parte del compromiso y restaurar la confianza por siempre.

“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado hijo del altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. 
Lucas 1:31-33

Jesucristo como el Hijo de Dios es totalmente divino, pero como hijo de hombre, es también totalmente humano, el único ser humano en quien todas las promesas de Dios han tenido su cumplimiento.

Él es la señal de la fidelidad y la misericordia de Dios con el hombre, es el Hijo en quien todas las familias de la tierra son bendecidas, es el descendiente del linaje de David totalmente inmortal quien reinará en un reino que no tendrá fin.   

“Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo… Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo pacto, del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de conceder”. 
Lucas 1 68; 72-73

Tú puedes estar atravesando la decepción de personas que hicieron promesas y no las cumplieron, puedes haber perdido muchas cosas y personas en esta pandemia, y puedes estar preguntándote ¿Es Dios confiable?

Mira a Jesús, él es todas las promesas cumplidas. En esta navidad tú puedes volver a depositar toda tu confianza en Dios porque el niño nacido nos recuerda que la relación entre Dios y los hombres ha sido restaurada, Dios puede volver a confiar en ti, y tú puedes volver a confiar en Dios.

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