¿Sostienen tus manos?

Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con
nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
 1 Juan 1:3

La Palabra de Dios muestra la importancia de no estar solos, El Señor ha creado al hombre con la necesidad de lograr una comunión con Él como Señor y Dios, pero también ha puesto la necesidad en el hombre de tener comunión con su misma especie. La comunión hace referencia a una relación personal, un compañerismo entre dos o más personas.

Los amigos no llenan el vacío que solo Jesús puede llenar, pero Dios usa la comunión entre ellos para cumplir Su propósito. Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Eclesiastés 4:9

Siempre será mejor cuando dos personas apuntan hacia el mismo objetivo, ya que pueden lograr mejores cosas juntas que haciéndolo una sola. La recompensa a la que se refiere la Palabra alude a la bendición de tener complacencia en la compañía, los beneficios que traen para ambas personas esos lazos entrañables, las instrucciones, los consejos, reproches mutuos, el animarse, consolarse el alma, establecerse unos a otros en la verdad divina, fortalecerse las manos y el corazón; orar unos por otros, servirse en amor y llevar las cargas compartidas. Todas estas son bendiciones queEl Señor da por medio de los amigos, entre otras. El Señor también usa las relaciones interpersonales para afilarnos en Él y afilarnos mutuamente conforme a lo que ha establecido. 

Eligió de entre ellos a doce, para que lo acompañaran y para mandarlos a anunciar el mensaje.
 A estos les dio el nombre de apóstoles. 
Marcos 3:14

El Señor Jesús en Su ministerio no estuvo solo, Él escogió a 12 discípulos para que lo acompañaran en el camino, a quienes les encomendó una gran labor “La Gran Comisión”. Además, antes de ser arrestado Él llama a Juan, Pedro y Jacobo para que lo acompañen a orar, en un momento difícil en Su vida, momento en el que sentía angustia y tristeza.

Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. 
Marcos 14:33-34

¡Bella! Jesús, siendo el mismo Dios, con Su ejemplo de vida refleja la importancia de no caminar solas, Dios no necesita la ayuda de nadie, pero a través de Su hijo Él enseña al creyente la relevancia de la comunión con Él y con otros hermanos en la fe. Especialmente en esos momentos difíciles, momentos que usa para transformar y bendecir simultáneamente a Sus hijos, pero que también conllevan procesos que en su mayoría podrían llevar a un creyente a flaquear. Es así que podemos entender lo indispensable que es tener a alguien animándote y sosteniéndote en Él. 

Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.
 Éxodo 17:12


¡Amada! Así como Moisés necesitó en un momento que sus amigos le sostuvieran sus brazos para él mantenerse en obediencia a Dios, nosotras también necesitamos a un Aarón y un Hur en nuestras vidas para correr con paciencia la carrera que tenemos por delante y debemos también ser ese Aarón y Hur para alguien más.

Los amigos en la fe nos mantienen en la obediencia a Dios y nos ayudan a afirmar nuestros pies en un momento de debilidad.



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