El regalo de la Fe



El regalo de la fe… ¡qué título para esta semana! ¿Qué es la fe? Imagino que te lo has preguntado muchas veces.

"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."

Hebreos 11:1

Este es quizás uno de los versículos más trillados que hemos escuchado a lo largo de nuestra vida cristiana, lo aprendemos de memoria y lo recitamos. Pero ¿te has detenido a estudiarlo palabra por palabra?

Cuando escuchas o hablas de certeza, ¿sabes a lo que te refieres? ¿sabes lo que es la convicción? Bueno, si ya lo googleaste, sabes que es la completa seguridad que tiene una persona.

Y sí, te entiendo, es muy fácil leerlo y decirlo. Pero qué difícil es llevarlo a la práctica. Déjame y te doy una pista:

Hace unos cuantos años escuché a un sabio hablar acerca de la parábola de la semilla de mostaza. Si seguimos leyendo los pasajes en Mateo, se nos dice que, si tuviéramos esa fe, podríamos mover las montañas. Y no sé si te pasa lo mismo que a mí, siempre había imaginado que mi fe debía ser enorme. Incluso me sentía culpable de no tener esa clase de fe, escuchaba las mentiras del enemigo que me hacían dudar más. Y de pronto lo entendí. ¿Conoces una semilla de mostaza? ¿La conoces físicamente? ¿La has tenido en tu mano? La semilla de mostaza no es solamente una, sino es la más pequeña de todas las semillas. Al crecer se convierte en la hortaliza más grande. ¡Es sorprendente! ¿No te parece? ¿Cómo algo tan pequeño puede convertirse en algo tan grande?

Cuando oramos y pedimos a Dios que fortalezca nuestra fe, podríamos pedirle que lo haga con nuestra fe pequeña, esa que es del tamaño de una semilla de mostaza. No necesitamos más, con eso podremos mover esas montañas de las que nos habla Jesús en Su parábola.

Ahora me gustaría que vayamos por otros puntos importantes acerca de nuestra fe, esa fe que se nos relata en Su Palabra, pues vemos que puede ser de verdad muy pequeña, pero que puede lograr cualquier cosa.

Propósito de la fe

Gracias a la fe nuestros ancestros alcanzaron la gracia delante de Dios: Abel ofreció el mejor sacrificio, Enoc tuvo buen testimonio, Noé creyó en Dios a pesar de no saber o entender a qué se refería, Abraham fue obediente, Sara concibió a su hijo, Jacob alabó a Dios, José profetizó la salida de Egipto, Moisés escogió a Dios sobre una vida de lujos… y podría seguir.

"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan."

Hebreos 11:6

Sin esa fe en Dios, ninguno de ellos habrían podido, ni ninguno de nosotros podremos lograr nada. Ese es el propósito de la fe, creer que Dios existe y que podemos encontrarlo.

Promesa de la fe

Te pongo en contexto. Tenemos un padre desesperado que corre ante Jesús para salvar a su hijo endemoniado, al que sus discípulos no pudieron echar. ¿Por qué no pudieron hacerlo? Jesús nos lo deja muy claro:

"Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa!"

Mateo 17:17 

Esa es nuestra clave número uno. No podremos hacer lo que se nos ha encomendado creyendo a medias, siendo incrédulos.

Si logramos realmente creer que no hay nada imposible para Dios, podremos hacer estas y muchas cosas más.

Y te dejo la clave número dos:

"Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis."

Mateo 21:22

El resultado de la fe

Nos encontramos delante de más personas desesperadas. Por un lado, tenemos a una mujer cananea, tenemos a la hija de un noble agonizando y tenemos una mujer que vive marginada. Todos ellos con los ojos expectantes en Jesús.

La mujer cananea persiste hasta alcanzar lo que busca. Que su hijo sea salvo.

Jairo con desesperación desea que el Maestro vaya a su casa a salvar a su niñita, pero, en medio de la multitud, Dios planea hacer algo maravilloso, conforme a Su propósito y conforme a Su soberanía y Su perfecta voluntad.

Nos encontramos con la mujer con flujo de sangre. Esta mujer tenía doce años sangrando, imagina su estado físico, había gastado todo lo que tenía; era marginada, pues según sus costumbres era impura; lo más probable era que su familia, sus amigos y su comunidad pudieran haberle dado la espalda. Ella vio a Jesús y vio su oportunidad, la que no podía dejar pasar. Decidida, como pudo, tocó el manto de Jesús. Y por supuesto, Jesús se da cuenta. Imagina el miedo de esa mujer al ser enfrentada, podía acabar muerta.

"Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz."

Lucas 8:46-48

El resultado de una decisión arriesgada terminó salvando y restaurando su vida para siempre. El resultado de su fe.

Protección de la fe

"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo."

Efesios 6:10-11

Usando la armadura de Dios tendremos la protección para resistir hasta que el enemigo huya. Ciñamos nuestros lomos con la verdad. Usemos la coraza de justicia. Calcemos nuestros pies con el evangelio de la paz. Usemos el escudo de la fe. Usemos el yelmo de la salvación. Y, por último, empuñemos la espada, la Palabra de Dios.

¡Bendito y Alabado seas Señor por darnos el regalo de la fe! ¡Bendito y Alabado seas Señor por tener paciencia con nosotros, por no recordar nuestros pecados, por ser lento para la ira! ¡Bendito y Alabado seas Señor por ser justo y coronarnos de favores y misericordias!

"Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios

Salmos 103:2 




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