El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón;
él rescata a los de espíritu
destrozado.
Salmos
34:18
Los
psicólogos definen la tristeza como la emoción que activa el proceso que
permite superar pérdidas, desilusiones o fracasos; además de establecer
distancia con situaciones dolorosas para impulsar la interiorización y
cicatrización del dolor generado por ellas.
Ahora, ¿Qué es la tristeza según Dios?
2
Corintios 7:10 dice:
Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios
produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar;
pero la tristeza del mundo produce muerte.
Para comprender de mejor manera este verso, quisiera que lo
dividiéramos en 2 partes. La primera dice: Porque la tristeza que es conforme
a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que
conduce a la salvación. Como se
lee al inicio, la tristeza es un proceso que permite superar situaciones, para
Dios también es un proceso, pero uno que nos ayudan a cerrar ciclos y alejarnos
del pecado.
La segunda parte dice: pero la tristeza del mundo produce muerte. Acá
está más que claro, pues cuando no entregamos nuestra emoción a Dios y la
desahogamos como el mundo lo hace, esta se volverá un espiral constante que nos
entierra más y más.
Existe una diferencia entre emoción y sentimiento: el tiempo.
La emoción es momentánea y el sentimiento es un estado prolongado. ¿A qué
quiero llegar con esto?
Sentir tristeza es bueno, Dios mismo la dejó como una vía momentánea
que nos ayuda a cerrar un ciclo para encontrar una liberación del pecado y
ser restauradas del proceso, para luego encontrar una alegría eterna. Pero ¿qué
pasa si la tristeza se vuelve un sentimiento?
Al dejar que la tristeza se prolongue, corremos el riesgo de
encontrar consecuencias severas, como una depresión, problemas de salud,
aislamiento, entre otras más. La Biblia dice en Eclesiastés 3: 1:
Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada
suceso
Es necesario liberar tu emoción para liberar tu alma, no dejes que la emoción se vuelva una espiral que te jala cada vez más y luego no te deje salir, trayendo así consecuencias que pueden conducir hasta la muerte.
Si hoy te
encuentras en una espiral de tristeza y sientes que te ahogas en ella, recuerda
que:
Cuando me vi abrumado por la angustia,
tú me brindaste consuelo y alegría.
Salmos 94:19
Dios quiere que le entregues tu tristeza para que Él te dé consuelo y alegría, para que cierres ese ciclo y puedas salir del pecado que te hace triste. Recuerda que este proceso no se resolverá en una sola oración, debes ser constante y pedirle a Él que esa tristeza se vuelva una emoción conforme a Su voluntad para ser libre en Él.
En ti puedo respirar Te llevas mi
ansiedad, Creas ambientes de paz Cuando no puedo ya más.
Si en llanto yo te llamo… No me faltarás
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