A Ti me rindo en oración



Ana era estéril, su estado era la causa de su sufrimiento, por ende, debe considerarse lo siguiente: en primer lugar, antiguamente una mujer estéril era considerada una desgracia; en segundo lugar, ella quería tener un hijo de su esposo, pues él los tenía con su otra esposa; en tercer lugar, Penina la irritaba continuamente, provocándola de manera cruel.  Por tanto, en medio de su pena, ella vino rendida ante Dios en oración, ante el Único que tiene poder y autoridad para cambiarlo todo.  


“Pero Ana respondió: «No, señor mío, soy una mujer angustiada en espíritu.

No he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante del Señor.”

1 Samuel 1:15 NBLA


El Sacerdote Elí tomó por borracha a Ana mientras oraba en el templo, porque solo movía sus labios, más no se escuchaba lo que decía. En el tiempo de antes, las oraciones de Israel en público eran audibles por los presentes.


En la Palabra de Dios se pueden ver cuatro características importantes en la oración de Ana cuando fue al templo:


A pesar de su amargura, ella oró y lloró abundantemente. Ante la amargura de Ana provocada por su infertilidad, en vez de rebelarse contra Dios, ella se postró delante de Él y desahogó su dolor, dejando salir sus lágrimas sin represión. 


Ella reconoció la soberanía de Dios y se humilló. Más allá del voto que hizo, se puede destacar la manera como se refiere a Dios (Ser Supremo y Poderoso) y a sí misma (sierva).  Se observa una actitud sumisa y humilde al implorar al Señor misericordia en su aflicción. 


Oraba largamente delante de Jehová. Ana se tomó el tiempo y la dedicación para orar.


Ella hablaba en su corazón. La oración de Ana fue silenciosa, a pesar del movimiento de sus labios, solo Dios la escuchaba.

 

En pocas palabras, podemos decir que Ana se rindió ante Dios en oración. A pesar de su situación y su dolor, ella no endureció su corazón, sino que lo humilló delante de Dios; sometiendo su vida ante El Señor, exponiendo su queja y angustia delante de Él.


No tenga a su sierva por mujer indigna. 

Hasta ahora he estado orando a causa de mi gran congoja y aflicción. 

1 Samuel 1:16 NBLA


Además, Ana no se dio por vencida ante su situación, ella fue constante y perseverante en orar por su petición. La Palabra de Dios no expresa cuánto tiempo llevaba orando, pero sí se puede apreciar que era un tiempo considerable debido a la inquietud de su alma. Por otro lado, una vez Ana salió del templo, recobró ánimo, pues comió y no estuvo más triste. 


Cada una de nosotras pasamos momentos difíciles y, en algunos casos, las palabras se quedan cortas para expresar la agonía de nuestra alma; por eso, la mejor decisión es rendirnos ante Dios en oración. Incluso cuando desconocemos lo que estamos sintiendo y hasta lo que queremos, El Señor sí lo sabe y solo Él, con Su amor, gracia y bondad, nos puede socorrer (Hebreos 4:14-16). 


Oremos y digámosle a Dios lo que nos aflige, desahoguemos nuestra pena delante de Él, seamos constantes y perseverantes, porque El Señor siempre responde (Isaías 65:24) y, aunque muchas veces no sea lo que estemos pidiendo, podemos confiar de que la respuesta de nuestro Padre es la mejor que podemos recibir. No dejemos que las personas y/o las circunstancias endurezcan nuestro corazón, no importa lo que estemos viviendo, oremos, humillémonos ante nuestro Dios y Hacedor, Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros. (2 Corintios 4:7-18).


Ante la congoja y aflicción del corazón, rendirse ante Dios en oración, siempre es la mejor opción. 







0 Comments