Cuando hablamos de fe puede ser que instantáneamente pensemos en creer. Por lo general nuestra fe está dirigida hacía creer en Dios, pero puede que también tengamos fe en conseguir un empleo, en ganar una clase, en vencer una enfermedad, en conocer a la persona con la que pasaremos el resto de nuestra vida o también en el hecho de que pase un milagro en nuestra vida; tener fe sobre esas cosas es creer que pueden pasar.
La RAE (Diccionario de la Real Academia Española) define la fe como “la creencia, seguridad y/o confianza que se tiene hacia algo o alguien”. Y la Biblia en Hebreos 11: 1 dice que: fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Con estas definiciones podemos comprender que fe es creer en Dios, pero también tener confianza y seguridad de que Él realizará aquello que le pedimos y nos ha prometido conforme a Su voluntad.
En la Biblia encontramos varios ejemplos de personas que tuvieron fe, pero hoy quiero que hablemos de mujeres que tuvieron fe en tiempos de crisis, es decir, que confiaron en Dios aun cuando todo parecía perdido.
Entre algunos ejemplos de estas mujeres tenemos a Rahab, quien confió en que Dios la salvaría a ella y su familia cuando su ciudad iba a ser destruida; Ana creyó que Dios le concedería un hijo, la mujer con el flujo de sangre creyó que el poder de Dios la sanaría y también está la mujer cananea, quien persistió para que Jesús sanara a su hija, porque creía en Su poder.
Quisiera que nos detuviéramos en la historia de la mujer cananea (si deseas leerla más detenidamente puedes encontrarla en Mateo 15: 21-28).
Su historia cuenta que esta mujer salió al encuentro de Jesús pidiendo por la liberación de su hija. La Palabra indica que esta mujer no era judía y, por tal razón, los discípulos le pidieron a Jesús que la despidiera, a lo que Jesús se negó. Cuando la mujer cuando estuvo delante de Jesús, se arrodilló y suplicó por su hija, pidiendo una mínima porción del poder del Maestro.
Esto nos demuestra que la mujer cananea estaba segura, creía y confiaba tanto en el poder de Jesús, que sabía que hasta lo más mínimo era suficiente para salvar a su hija. A esto Jesús responde:
Entonces Jesús le dijo: «Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas».
Mateo 15:28
Dios desea que nuestro corazón confíe, crea y tenga seguridad en Él. En pocas palabras, Él desea que tengamos fe y que en tiempos de crisis seamos firmes en ella, si sentimos que disminuye o comenzamos a dudar, que nuestra oración sea aumentar nuestra fe cada día más y descansar en Él aquello que nos quita la paz.
sin fe es imposible agradar a Dios.
Hebreos 11:6
Seamos hoy mujeres de fe que en tiempos de crisis buscan de Dios, seamos como estas mujeres que con su ejemplo nos enseñan a que, sin importar qué tan grande era su tribulación, siempre confiaron, creyeron y estuvieron seguras en la promesa y milagro de Dios.
Que nuestra fe sea más grande que nuestra duda, porque Dios es más grande que ella.
¿Cómo “si Tú puedes?” , le dijo Jesús. «Todas las cosas son posibles para el que cree».
Marcos 9:23
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