¿Qué tan fuertes son tus Convicciones?


La Palabra de Dios nos muestra la vida de José, un joven que amaba y temía al Señor, siempre obediente a Él. Su padre Jacob, caracterizado por ser engañador, a quien más adelante El Señor redimió y puso por nombre “Israel”. Los hermanos de José no lo querían, lo envidiaban y solo querían su mal, hasta que lograron hacerle daño, daño que no estaba fuera de la soberanía y el plan de Dios para su vida. 

Es interesante ver que sus convicciones en El Señor no cambiaron, a pesar de las circunstancias por las que fue rodeado, tampoco cambió su obediencia a Dios. Cuando José fue a buscar a sus hermanos, lo hizo por obediencia a su padre y terminó siendo vendido como esclavo a Potifar, oficial de Faraón. Cabe decir que sus hermanos lo iban a matar, pero El Señor no lo permitió, sino que lo guardó y encaminó todo dentro de su propósito, a pesar del mal que estos le hicieron. 

“No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”

Génesis 39: 9 RVR1960

Con todo, las convicciones de José en El Señor se mantenían intactas. La Palabra de Dios dice que José tenía hermoso semblante y bella presencia, por lo que su apariencia llamó la atención de la esposa de Potifar. En este capítulo, Dios dice que la esposa de Potifar acosaba a José día tras día, por lo que día tras día José luchaba haciendo caso omiso a sus insinuaciones, hasta que ella pasó de las insinuaciones al hecho; lo que se podría definir como la cumbre de la tentación. 

El versículo 9 muestra las convicciones de José, las que iban más allá del código legal de la región referente al adulterio, incluso antes de establecerse los diez mandamientos. Estas eran determinadas por el temor a Dios, lo cual se refleja en el respeto a su amo por no tocar a su mujer y una vida de santidad por no violar las normas morales de Dios. Este comportamiento muestra lo fuerte que ellas eran, rechazar a la mujer de un oficial del Faraón, que posiblemente era una de las más hermosas de esa región, su compromiso de ser constante ante el rechazo de sus palabras dulces y la firmeza de huir del adulterio evidenciaba lo inquebrantable que eran.  

A pesar de que José obedeció a Dios no cayendo en el juego de la esposa de Potifar, ella lo calumnió e hizo que lo llevaran preso. El Señor siempre respaldó a José (Gen 39:2,21) y las circunstancias que permitió eran parte de Su plan, uno que era a largo plazo, uno en el que él sería instrumento de bendición, no solo para su propio pueblo sino para todo el mundo.

Muchas veces, obedecer a Dios implicará como consecuencias situaciones difíciles y aparentemente malas, pero en el tiempo de Dios recibiremos la bendición de priorizar Su Palabra, no solo en esta vida sino en la venidera. Además, también podremos ver el peligro del que nos salvó. Con la ayuda del Espíritu Santo debemos crear convicciones fuertes en las Escrituras, ya que nos llevarán a la obediencia. Por ello nuestro estudio de la Palabra debe ser diario y de calidad, a medida que profundizamos en Ella, más nos convencemos de Su verdad.  

El estudio de la Palabra desarrolla la confianza en Dios y, a su vez, crea convicciones en el corazón.



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