Un llamado a envejecer



 “Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón”. Hebreos 11:21 RVR60

¿Alguna vez revisaste un álbum de fotos familiar? En días pasados tuve el privilegio de compartir una parte de la historia de una familia contada mediante fotografías a blanco y negro. Cada foto por separado retrataba un momento en el tiempo, pero cuando las juntamos todas, pude apreciar el paso de los años en la vida de esta familia. Los que eran bebés hoy son hombres y mujeres trazando sueños, los que antes eran jóvenes ahora son adultos llenos de experiencias, y los que en épocas pasadas eran ancianos, hoy ya no están. 

Mirar los últimos capítulos de Génesis después de haber recorrido sus inicios, se siente como mirar un álbum de fotografías. Mirar, no solo el paso del tiempo, sino la mano de Dios sobre cada uno de estos patriarcas nos permite apreciar el valor aumentado que cobran la madurez y la dependencia de Dios en fe, llegada la ancianidad.

La historia de Jacob nos cuenta la vida de un hombre transformado por la mano de Dios, que en su juventud se percibía como un indomable, corriendo tras sus propios intereses sin importar la manera de obtenerlos. Engañó y fue engañado, dejó tras de sí heridas abiertas, luchó hasta ser descoyuntado, lidió con hijos problemáticos y vengativos, sufrió el dolor de la pérdida y la muerte, para que en las últimas fotografías podamos apreciar la belleza de unas rodillas inclinadas y las manos arrugadas de un anciano apoyado sobre su bastón adorando a Dios. 

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isaías 55:8-9 RV60

Este es el más bello retrato de un hombre que aprendió a caminar por fe y con todo tipo de sentimientos en el propósito que Dios tenía para él y su descendencia, sus últimas palabras revelan un carácter moldeado que declaran confianza en el Dios de la Promesa. En sus últimos días Jacob reconoció y bendijo al Señor, su Dios.    

Y ahora nosotras podemos leer que en Hebreos se habla de él como un Héroe de la fe, que murió sin ver todo el cuadro completo, pero murió con fe, saludando la promesa que tanto esperó.

“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra”. Hebreos 11:13 RVR60

No sé tú, pero a mí me encantaría envejecer como este hombre, porque no solo se trata de una piel arrugada y las cientos de pérdidas que acompañan el envejecimiento. Por encima de todo, se trata del reconocimiento de la mano de Dios transformando nuestra historia y la adoración genuina acompañada de fe de que, aunque no hayamos visto el cumplimiento de las promesas, luego de mi partida, cuando haya cerrado los ojos por última vez, Dios continuará en pie manteniendo sus inquebrantables palabras hasta el final. Aunque yo envejezca y muera, Él es Eterno. 

La mano de Dios sobre tu historia es la riqueza más valiosa que tienes, tu vida contará la historia de un Dios que transformó tu inseguridad en fe y adorarás, si te mantienes fiel. 

¿Te animas a envejecer con fe?

“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6 RVR60





0 Comments