“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.”
Génesis 5:24
En esta semana de estudio vemos historias de hombres que no vivieron la muerte, hombres que fueron traspuestos al cielo con y por Dios de una manera particular.
Enoc es el primero en las Escrituras que fue traspuesto. Sabemos poco de él, pero lo que conocemos es admirable. Fue un hombre que caminó con Dios, de buen testimonio, quizás si en la actualidad si hiciera un reportaje sobre lo sucedido, dirían algo como lo siguiente: “Enoc era un hombre con un testimonio intachable, único en esta generación, buscaba a Dios a diario y ¡Dios lo consideraba Su amigo!”
Nos encontramos también con el profeta Elías, quien fue llevado al cielo de manera sensacional: en un carro de fuego, tirado por caballos de fuego en medio de un torbellino; el testigo ocular de este fenomenal momento fue Eliseo.
Dos testimonios del dominio de Dios sobre la muerte. Aunque hay muchísimos años de diferencia entre una historia y otra, existen factores que podemos comparar: ambos hombres, Enoc y Elías, eran cercanos a Dios. A uno se le considera Su amigo y al otro Su más grande profeta. Ellos caminaban con Dios.
William McDonald describe de la siguiente manera el caminar con Dios: “La palabra caminar implica una relación firme y progresiva y no solamente un conocimiento casual. El caminar con Dios es obra que perdura toda la vida y no el trabajo de una hora.”
Caminar es un excelente ejercicio y tiene muchos beneficios que ayudan a fortalecer y favorecer a nuestra salud. De la misma manera, el caminar con Dios es un ejercicio espiritual que nos fortalecerá y nos favorecerá a lo largo de toda nuestra vida. Dedicar tiempo al estudio bíblico y ser intencionales en pasar tiempo a diario con Dios nunca será un desperdicio de tiempo, porque el beneficio que obtenemos es enorme.
“Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad;
Afirma mi corazón para que tema tu nombre.”
Salmos 86:11
Es importante saber que, el establecer una relación implica dedicación, tiempo y esfuerzo. Puede haber baches en el camino, en otras ocasiones el camino será en subida, pero el que camina a tu lado es el Dios Altísimo, el Omnipotente que es capaz de librar tu vida de la muerte.
Es digno destacar que fue el caminar con Dios lo que libró a estos dos hombres de morir. De Enoc sabemos que fue librado de ver la destrucción total de la tierra. Algo similar viviremos nosotras, quienes tenemos nuestra fe y confianza depositada en el Único Hijo de Dios.
Jesús venció la muerte, resucitando al tercer día, para que podamos vivir ese caminar a Su lado sin incertidumbres, sabiendo que nuestro destino eterno es un día despertar en el hogar celestial, donde no habrá más llanto, ni dolor, ni más caminos pedregosos, ni baches, ni más sufrimiento para Sus hijas.
“Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees
esto?”
S. Juan 11:26
Teniendo en cuenta que, como hijas de Dios, tenemos el privilegio de ser cercanas a Él, que un día seremos libres de la muerte eterna y no veremos la destrucción de la tierra, ¡caminemos confiadas! Porque, como estamos estudiando, Jesús viene pronto y un día seremos arrebatadas al cielo con Él.
Señor Dios omnipotente, gracias por Tu inmenso poder,
gracias porque a través de Jesucristo tenemos esperanza eterna,
ayúdanos a caminar confiadas en Tu Verdad.
En Jesús, amén.
0 Comments