Silencio que proviene de Dios

 


“Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.”

Salmos 13:5-6 RV60


Antes de estas hermosas palabras de David en el Salmo 13 podemos ver la lucha que él tenía, pasando un momento difícil y pidiendo ayuda a Dios. Vemos cómo en los versículos 1 y 2 clama cuatro veces seguidas la frase ¿hasta cuándo?

La primera y segunda de ellas están dirigidas a Dios directamente ¿hasta cuándo, Jehová? El salmista hace las preguntas porque no escuchaba respuesta de parte de su Libertador, parecía que estaba en un absoluto silencio y nada, ni un clamor desesperado parecía animarle a responder. Se sentía olvidado, como si Dios estuviera escondiéndose de él.

La tercera y cuarta exclamación de súplica hablan sobre él y su enemigo. David estaba cada día sintiéndose más apenado, entristecido y deprimido al no escuchar la voz de Dios, su corazón estaba angustiado y, sufriendo, pensaba que este momento de silencio sería eterno. Él veía cómo sus enemigos seguían triunfantes en la batalla que estaba viviendo y esto lo desanimaba por completo.

Cuántas veces hemos estado en esta situación, preguntándole a Dios: ¿hasta cuándo? Sintiéndonos demasiado débiles para enfrentar a nuestros enemigos, a la circunstacia que nos toca vivir,  pensando que no podemos soportar ni un día más viviendo de esta manera, pidiéndole: ¡mírame, respóndeme, quiero saber qué pasa!

“Si no me ayudara Jehová, Pronto moraría mi alma en el silencio.”

Salmos 94:17 RV60

En definitiva, los silencios que provienen de Dios son dolorosos cuando estamos en medio de la prueba, pero esto nos debe alentar a meditar y confiar en nuestro Salvador, a recordar que de Él viene la ayuda en el momento oportuno.

Volviendo al Salmo 13, en sus últimos dos versículos vemos un vuelco importante, pareciera que David hizo lo siguiente:

  •        Meditó en lo que Dios había hecho en su vida en el pasado, en cómo lo había librado antes (y no solo a él, sino que a toda la nación de Israel).
  •        Descansó en la misericordia de Jehová.
  •        Alabó a Dios porque confiaba en que la respuesta a su clamor venía en camino.

Posiblemente, estemos débiles por la lucha que llevamos a cuestas, tan frágiles que no podemos ni siquiera abrir nuestras Biblias. Probablemente, todos hemos pasado momentos así, para enfrentar estos momentos de silencios podemos hacer el ejercicio que hizo David:

1.   Llevar nuestras mentes a recuerdos, al pasado, cuando en el que Dios te liberó, cuando viste Su mano poderosa a tu favor.

2.      Buscar un versículo que nos aliente a descansar en Sus misericordias.

3.      Alabar a Dios por lo que hizo y hará en tu vida.

Expresa en oración lo que hay en tu corazón ante Dios, pero también levántate y avanza en fe, confiando en el Todopoderoso que está a tu lado. Dios responderá al quebrantamiento que vives en silencio, Su respuesta viene en camino.

Amado Señor, ayúdanos en nuestra debilidad, queremos descansar en Tu poder y misericordia, Tú eres nuestro Libertador, nuestro más alto refugio y sabemos que la salvación vendrá de Ti en el momento oportuno. En Cristo Jesús, amén.


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