Experimenta a Cristo



Aún recuerdo cuando era adolescente y discutía con mi mamá por alguna cosa, en la que obviamente ella tenía la razón, pero yo quería demostrar que estaba equivocada. Terminaba diciéndole cosas horribles y por la noche me sentía mal, sin poder dormir y llorando arrepentida. A la mañana siguiente corría a buscarla para pedirle perdón y ella siempre me decía que ya no lo recordaba, que estaba todo bien y me recibía en sus brazos. ¡Cuánto alivio sentía de saber que me perdonaba!

Esa actitud de mi mamá me recuerda la historia del hijo pródigo que se encuentra en Lucas 15:11-31. Aquel hijo malcriado que quiere hacer su vida y un padre que deja que el hijo tome sus decisiones equivocadas, sufriendo graves consecuencias, que lo perdona porque le ama y se regocija cuando vuelve.

Esta historia sin lugar a duda se trata de Dios con nosotras, Sus hijas, a veces malcriadas y descarriadas, cometiendo ciclos repetidos de pecados.

“Si tomaras en cuenta todos nuestros pecados,
nadie podría presentarse ante ti.
Pero tú nos perdonas. ¡Por eso mereces nuestra adoración!”
Salmos 130:3-4 (TLA)

“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.”
Isaías 43:25

Dios nos extiende Su perdón y Su misericordia día a día. No recuerda ni uno solo de nuestros pecados cuando vamos delante de Él en arrepentimiento. Las palabras escritas por el salmista pueden calar hondo dentro de nuestros corazones, pues si no fuera por Su amor y Su perdón, si llevara la cuenta de cada uno de los pecados que hemos cometido y los que cometemos a cada momento, ni siquiera podríamos atrevernos a presentarnos delante de Él. Podemos identificarnos completamente con las palabras de este salmo.

¿Cuántas veces clamamos a Dios, en desesperación y angustia para que Él atienda nuestra súplica? Podemos correr con desesperación y lágrimas al Padre implorando Su perdón cuando nos equivocamos, con la hermosa certeza de que Él nos escucha y nos atiende. Sin importar lo que somos, lo que hemos hecho, lo que hemos dicho.

El Salmo 130 nos ayuda a ver que podemos confiar plenamente en Él y podemos ansiar verlo, con un amor que nos hace contar los minutos y las horas para encontrarnos en Su presencia, con verdadero anhelo, con la conciencia de lo Bueno que es, de que nos perdona, nos libra de las cadenas del pecado y nos salva.

A lo largo de la Biblia podemos encontrar muchas historias de perdón, pero la más significativa siempre será la de Jesús; quien aún colgado en la cruz; intercede al Padre para que nos perdone…

“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen...”
Lucas 23:34

“En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan.
Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido;
quiere que todos se arrepientan.”
2 Pedro 3:9 

Somos Sus hijas y podemos gozar de amor completo, amor genuino de un Padre que se regocija al vernos, podemos gozar de perdón seguro y confiable de un Padre que olvida nuestros errores y podemos gozar de misericordia de un Padre que día a día piensa en nosotras con amor eterno. Amor que también nos hace gozarnos cuando el Padre nos disciplina cuando lo necesitamos.

¿Cuántas cosas nos ha perdonado Dios? Demasiados pecados definitivamente. Recibir Su perdón y Su misericordia se trata de gratitud, se trata de alabarlo, se trata de reverenciarlo por lo que hace por amor a nosotros.

 

  

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