Confía en Él, a pesar de ti



La Palabra de Dios en esta semana muestra los milagros de Jesús y los diferentes tipos de reacción en cada una de las personas. La palabra FE se recalca como un medio por el cual Él obró, respondiendo a una necesidad específica. El Señor Jesús se maravilló de la fe del centurión, un militar gentil acostumbrado al poder y la autoridad que decidió confiar en Él, acción que Jesús no halló en Israel, debido a su incredulidad. 

“Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía:
Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.”
Lucas 7:9 RV60

 El Mesías fue prometido al pueblo de Israel después de la caída del hombre; solo Él podía dar salvación, una obra de redención y restauración absoluta. No obstante, Israel le rechazó. Esta nación fue escogida por Dios para mostrar Su gloria y poder. También para que por medio de Su linaje descendiera Jesús, el Salvador, el Unigénito Hijo de Dios enviado por Él para salvar al pueblo de sus pecados. Sin embargo, esta gracia de salvación se extendió también al pueblo gentil, linaje diferente a Israel ¡Gloria a Dios por Su maravillosa e inigualable gracia!

El pueblo de Israel se ha caracterizado por ser rebelde, ingrato y, sobre todo incrédulo. La Biblia evidencia que, aunque fueron testigos oculares del resplandor del poder y la gloria de Dios, la falta de fe era su principal problema. Un pueblo rebelde y contradictor (Romanos 10:21), una incredulidad que le impidió disfrutar del reposo de Dios e incluso de Su salvación (Hebreos 3:7-19). Así como Israel, que siendo escogido por Dios no disfrutó de su reposo, el creyente hijo de Dios no está exento de esto. El creyente es salvo por gracia, no pierde la salvación porque viene de Dios y es para Su gloria. Sin embargo, puede dejar de disfrutar o gozar de su relación personal con El Señor por el pecado no confesado o habituado, perdiendo la espontaneidad y libertad de la comunión. Asimismo, puede no descansar en la voluntad de Dios por la falta de fe, esto es confiar en Su Palabra y actuar consecuentemente con ella.

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”

Romanos 10:17 RV1960

 Este versículo hace referencia a la predicación del Evangelio. De allí que es necesario hablar a otros del Plan de Salvación para que puedan llegar a Jesús, es necesario escuchar el mensaje para creer en Él. También el creyente hijo de Dios necesita oír Su Palabra diariamente para conocer al Salvador y apropiarse de las promesas divinas. La confianza en El Señor se desarrolla a medida que el creyente se rinde ante Él en total humildad y mansedumbre, características producidas por la obra de Cristo por medio del Espíritu Santo. La comunión con El Señor es clave para el perfeccionamiento del carácter, la permanencia en Él da madurez espiritual.

La confianza en El Señor se refleja en la vida diaria; no significa vivir sin miedos, sino actuar por fe a pesar de ellos. Es decidir escucharle, creerle y obedecerle; es disponer el corazón para seguir el plan que Él eligió para cada uno de Sus hijos. Independientemente de las circunstancias, un creyente puede disfrutar de la comunión con Dios, que otorga descanso para el alma y gozo para el corazón.

La comunión con Dios es fundamental para desarrollar nuestra fe, 
porque la obra la hace Él, no nosotras.



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