Lanza tu Red

 


“Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo:
Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él,
 y de todos los que estaban con él, y asimismo
de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.”
Lucas 5:8-11 RV60

Jesús inicia Su ministerio en Galilea luego de ser expulsado de Nazaret. Él predicaba sobre el arrepentimiento, diciendo que Dios se había acercado. Muchos eran los que le seguían, algunos eran sanados, otros liberados de espíritus demoniacos, pero todos eran cambiados luego de estar cerca de Él.

Un milagro fue hecho en la casa de Simón Pedro, este hombre que primero fue discípulo de Juan el Bautista (Juan 1:35-36) y ahora seguía a Jesús. Su suegra estaba enferma de fiebre y es sanada milagrosamente por Él, al instante ella servía a los invitados (Lucas 4:38-39).

Pedro había escuchado de Juan el Bautista que Jesús era el Cordero de Dios, había visto en su propia casa la sanidad de su suegra, pero aún no lo vivía de manera personal.

Estando ellos en el lago Genesaret (o mar de Galilea), al ser mucha la gente que le seguía, Jesús se subió a una barca de Simón Pedro y desde allí predicaba sobre el arrepentimiento. Cuando terminó de hablar, se dirigió a Pedro diciéndole que echara las redes al mar. Después de una larga noche de trabajo sin frutos, a Pedro solo le queda tener fe en el Maestro sobre esta petición, porque no era la forma en la que ellos pescaban, sabía que no había peces.

Es en esta circunstancia que vemos a Jesús buscando de manera personal a Pedro, él solo debía lanzar sus redes con fe y Jesús haría lo demás. Pedro responde:

“Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado;
mas en tu palabra echaré la red.
Lucas 5:5

Sabemos lo que sigue, esta fue la pesca más extraordinaria en la vida de Pedro y de sus pescadores, una pesca milagrosa de verdad, porque todo indicaba que sería una perdida de tiempo lanzar las redes que acababan de reparar. Pero lanzarlas con fe en el nombre de Jesús hizo la diferencia.

Desde este momento Pedro conoció a Jesús de una manera personal, Jesús dio una orden que él obedeció con fe y el milagro fue hecho. La reacción de Pedro es acorde a lo recién vivido, él cae de rodillas y lo reconoce como el Mesías. Es en este momento que la predicación sobre el arrepentimiento cobró sentido en su vida, cuando conoció verdaderamente a Jesús, los milagros cobraron sentido.

Jesús sigue trabajando de la misma manera, Él es un Salvador personal, no basta con que en tu hogar ocurran milagros, no importa si siempre escuchas predicaciones de arrepentimiento y salvación. Esto se hace vívido en el momento que por fe lanzas tu red y recoges una pesca abundante. Cuando Dios te da un mandato especifico y lo obedeces confiando en Él, Él te sorprende.

Siempre después de un mandato de Dios y una respuesta en obediencia y fe de nuestra parte, viene un llamado especifico para nuestras vidas, porque Dios es personal y cuando nos entregamos a Él, Él hace grandes cosas. A Pedro lo convirtió en pescador de hombres (Lucas 5:10). Él también tiene para ti una tarea especifica que le dé gloria, ¿estás dispuesta a lanzar tu red?



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