Apartadas del patrón del mundo, abrazando una vida renovada en Cristo
En nuestro diario caminar, a menudo nos encontramos inmersas en un
sistema que constantemente nos llama a adoptar sus formas y costumbres. Pero,
¿cómo podemos vivir en este mundo sin ser absorbidas por él? Como mujeres de
fe, somos llamadas a un camino diferente, uno que nos aparta del patrón de este
mundo y nos sumerge en un proceso de renovación profunda en Cristo.
La renovación que experimentamos en Cristo va más allá de un cambio
externo; es una transformación integral que comienza en la mente. La sabiduría
de Dios, revelada a través de Su Palabra, se convierte en ese faro que nos guía
para discernir lo bueno y lo malo, lo que es correcto o no para nuestras vidas,
lo que nos fortalece y nos capacita para tomar decisiones alineadas a Su
voluntad y nos permite apartarnos de las sendas erróneas y abrazar el camino
que conduce a la vida abundante en Él.
El llamado a ser "apartadas" no implica aislamiento, sino una
decisión consciente de distanciarnos de los valores del mundo que se oponen a
los principios de Dios. Es un acto valiente de rechazar la conformidad de un
patrón que contradice la verdad revelada en Su Palabra.
La esencia de nuestra transformación radica en abrazar nuestra identidad
como criaturas nuevas en Jesús, un cambio que va más allá de una simple
modificación; es una obra profunda del Espíritu Santo que nos reviste de
justicia y santidad. Somos llamadas a vivir de manera que nos diferenciemos de
un mundo que a menudo busca respuestas en lugares equivocados.
Esta es una realidad impactante: el mundo, de alguna manera, busca lo que
solo Dios puede ofrecer: la felicidad, la satisfacción, el propósito y la
validación que tanto anhela se encuentran plena y solamente en Dios. Sin
embargo, su naturaleza caída lo lleva a adoptar conductas distantes a Su
propósito, ignorando que sólo en Él podrá encontrar lo que verdaderamente
desea.
Es esencial que estemos atentos a lo que permitimos entrar en nuestras
vidas, ya que muchas veces nos enfrentamos a la tentación de adoptar prácticas
del mundo que parecen inofensivas, pero que están totalmente alejadas de la
verdad de Dios. Estas distracciones pueden desviarnos del llamado claro a
apartarnos para El Señor.
Nuestras vidas deben ser presentadas ante Dios para ser limpiadas de toda
contaminación y así vivir una vida plena en Su voluntad y propósito. Aunque
enfrentaremos obstáculos y seremos objeto de burlas y ataques de aquellos que
aún viven en la vieja naturaleza, es en esos momentos donde debemos mantenernos
firmes y enfocados en Cristo, recordando quiénes somos en Él y lo que tenemos
en Él.
A medida que avanzamos en este camino, no estamos exentos de desafíos y
tentaciones. Sin embargo, la promesa de Dios es nuestra fortaleza. En momentos
de miedo, preocupación, ansiedad, presión social y confusión, recordemos Sus palabras
reconfortantes…
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra
de mi justicia".
Isaías 41:10
Es vital entender que el proceso de ser apartados y renovados en Cristo
no es un destino final, sino un camino continuo de crecimiento en la fe. Cada
día tomamos decisiones conscientes para seguirle, renovar nuestra mente y vivir
de acuerdo con nuestra nueva identidad.
Mantengamos nuestras mentes renovadas por la verdad de Su Palabra,
rechacemos las distracciones del mundo y abracemos nuestra identidad
transformada en Cristo. Al permanecer firmes en nuestra fe, demostramos al
mundo que la verdadera plenitud y satisfacción se encuentran solo en Dios y que
vale la pena apartarnos para seguirle con valentía.
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