De la naturaleza a la Palabra

 


En el Salmo 19 encontramos dos maneras en las que Dios se ha dado a conocer al ser humano. La primera es el universo junto con toda la creación que nos rodea; esta revelación no necesita el lenguaje humano, por sí misma nos revela la existencia y grandeza del Dios omnipotente. La segunda forma en la que Dios se ha dado a conocer y que nos cuenta David en este salmo, es la misma palabra de Dios. Esto quiere decir que Dios utiliza la comunicación no verbal y verbal para mostrarnos quién es Él. 

 

Podríamos preguntarnos entonces: ¿Cuáles son las palabras de Dios? La respuesta a esta interesante pregunta podemos encontrarla en la Biblia:

 

Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras 

a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por Su Hijo,

a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo.

Hebreos 1:1-2 NBLA

 

Las muchas maneras en las que Dios ha hablado comprenden no sólo Su creación, sino también las palabras de los profetas elegidos por Dios para darnos Su mensaje. Todos los libros que componen la Biblia son la Palabra de Dios, todo lo que conocemos como el Nuevo Testamento es la revelación de Dios a Su pueblo antes de la llegada de Cristo. Por eso David en este Salmo exalta los mandamientos, los preceptos y la ley del Señor como rectos, puros y limpios.

 

En la persona de Cristo, nosotros también encontramos la palabra de Dios, pues Cristo siendo el Verbo, personificó la palabra de Dios o, mejor dicho: Cristo, como verbo, vino para ser la Palabra encarnada de Dios.

 

Este concepto puede ser difícil de entender, pero lo importante es poder comprender que la revelación completa de Dios está en Jesucristo, Su Hijo. Todos los autores del Nuevo Testamento comprendieron que aquellos profetas antiguos hablaron las palabras de Dios anunciando a Jesucristo y colocaron a través de sus cartas y evangelios la vida y obra de Jesús, siendo inspirados por Dios. De esta manera, podemos entender que la Biblia nos cuenta una historia unificada y tiene un solo Autor.   

 

A pesar de que David no tenía la revelación completa, se relacionó con la Palabra de Dios de tal manera que descubrió cuán deseable y satisfactorio es meditar en ella para obedecerla, él lo expresó así:

 

Deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino,
Más dulces que la miel y que el destilar del panal.
Además, Tu siervo es amonestado por ellos;
En guardarlos hay gran recompensa
.

 Salmos 19:10- 11 NBLA

 

Hoy nosotros tenemos el gran privilegio de conocer la revelación de Dios completa. El cuadro que Dios comenzó a pintar y que muchos sólo conocieron parcialmente, hoy lo podemos apreciar terminado. Tenemos mayores razones para identificarnos con las palabras de David, hacerlas nuestras, comprendiendo y experimentando que al acercarnos a la Palabra de Dios nos encontramos con una fuente inagotable de vida y vida eterna. Todo lo que necesitamos para esta vida y la venidera, Dios ya lo proveyó en Su palabra.

 

Ningún ser humano tiene razones para argumentar en contra de Dios, Dios ha sido claro en Su mensaje, Él existe, es el origen y fuente de la vida, Él es la Palabra y la Verdad. Él es Soberano en Su mundo y nos invita a acercarnos no sólo para descubrirlo en la naturaleza, sino para entablar una relación íntima con Él por medio de Su Hijo, quien es Su palabra.

 

Conocer a Dios por medio de la naturaleza es gratificante, 

pero obedecer Su palabra es lo que nos traerá recompensa.





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