El poder de Dios y nuestra respuesta

 


A lo largo del cautivante libro de Daniel nos encontramos con la historia de un hombre hebreo sacado por la fuerza de su tierra, enfrentándose a sistemas de gobierno poderosos en la historia humana tan sólo con la determinación de guardar su fe. A este hombre fiel se le concedió el conocer misterios ocultos, algunos para ser revelados ante los reyes del momento y para nosotros; otros, para ser guardados en lo oculto hasta que en el tiempo final sean revelados por Dios, el autor de los misterios.

Al estudiar este libro no podemos dejar de perder de vista al menos tres cosas importantes:

Lo primero es, recorrer cada acontecimiento teniendo en mente la soberanía de Dios. Él es el dueño de Su mundo y de la historia que se cuenta en él. En su soberanía, El Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, así como algunos de los utensilios de la casa de Dios (Daniel 1:2 NBLA).  En su soberanía, Él es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes. Da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos (Daniel 2:21 NBLA). Y aún también en Su soberanía, Dios envió a su pueblo al cautiverio, para bien (Jeremías 24:5 NBLA).

Entender que Dios seguía en Su trono, que nada era al azar, sino parte un plan ordenado, fue lo que le dio seguridad y esperanza a Daniel para sufrir bien, con esperanza y fidelidad en tierra extranjera. Dios no ha sido desterrado de Su trono, como sí Nabucodonosor y Darío, por tanto, aquí podemos encontrar aliento para sufrir con fidelidad, a pesar de cualquier situación adversa en la que nos estemos preguntando ¿Por qué?   

El libro de Daniel nos muestra que aún el hombre o sistema de gobierno más poderoso de la tierra, sigue siendo insignificante delante del Dios Todopoderoso. Es interesante notar la presencia de dos reyes que creen tener el dominio, pero son los acontecimientos y la integridad de Daniel lo que Dios utiliza para que Su nombre fuera exaltado y reconocido a lo largo y ancho de los imperios que gobernaban la época.

El testimonio de Nabucodonosor es: Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón, y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre. Porque Su dominio es un dominio eterno, Y Su reino permanece de generación en generación. Daniel 4:34 NBLA

Y el testimonio de Darío es: De parte mía se proclama un decreto de que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen delante del Dios de Daniel, Porque Él es el Dios viviente que permanece para siempre, Y Su reino no será destruido Y Su dominio durará para siempre. Daniel 6:26 NBLA

Por último, aunque el personaje central del libro es Dios y su poder, debemos ver el ejemplo de Daniel y sus amigos respondiendo en obediencia y temor reverente a Dios antes que a los poderosos de la tierra. Pudieron haber declinado de su fe y ceder al adoctrinamiento babilónico, pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse. (Daniel 1:8 NBLA). Pudieron haber dejado de obedecer la ley de Dios por miedo al poder del rey, pero declararon que no servirían a otros dioses ni se inclinarían ante ellos, aunque murieran (Daniel 3:14-18).

Estos Hombres no se dejaron intimidar por la opulencia y el poder del imperio, supieron ver desde la perspectiva correcta que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29). Es por eso que, el libro de Daniel nos enseña a caminar en una tierra sin fe con el temor de Dios y sin temor al hombre.




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