Dios se hace cargo

 



“Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios

en toda oración y ruego, con acción de gracias.”

Filipenses 4:6 RVR1960

 

Como creyente e hijo de Dios, ¿alguna vez has atravesado momentos difíciles o momentos en los que Dios te pide que actúes de una forma distinta a la que quisieras actuar?

 

Es casi seguro que la respuesta a esa pregunta es y probablemente te ha pasado más de una vez. La espera, la confianza y la entrega de nuestra voluntad son condiciones muy difíciles de aplicar cuando conocemos a Dios y decidimos caminar con Él.

 

Dentro de nuestra naturaleza humana, en el transcurso de nuestro crecimiento, tenemos el deseo de aprender e independizarnos, de ser autosuficientes y tomar nuestras propias decisiones, aprender de nuestros errores y seguir creciendo en diversas áreas. Esto es algo bueno, sin embargo, Dios como Padre desea que dentro de nuestro crecimiento siempre conservemos dependencia hacia Él.

 

Ser dependientes de Dios no le beneficia a Él, sino a nosotros como hijos. La dependencia hace que estemos en una constante búsqueda de seguir Su camino, no apartarnos, consultarle nuestras decisiones y vivir conforme a Su voluntad; todo esto le permite obrar en nuestras vidas, haciendo milagros y cumpliendo Su propósito.

 

En la oración del Padre Nuestro, hay una parte en la que Jesús nos enseña a decir “Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Inicialmente, puede ser difícil entender la profundidad de esas palabras, luego se comprende que la forma en la que Dios trae a esta tierra Su reino es a través de Sus hijos y eso sucede cuando Sus hijos hacen Su voluntad.

 

Cuando amas a tu prójimo aquí en la tierra a pesar de que no lo “merezca”, estás permitiendo que el Reino de Dios se establezca en ti y en esta tierra. Y cuando tú eres obediente y te encargas de las cosas de Dios, Él se hace cargo de lo que es tuyo. Porque toda la añadidura viene de Él como lo dice Su palabra (Mateo 6:33).

 

Ester es un ejemplo sobrenatural de esto, como hija de Dios arriesgó su vida al buscar al rey sin antes ser llamada (Ester 5:1-3) En aquel tiempo, ni la reina podía acercarse al trono si no era solicitada su presencia por él; al hacerlo así podría ser condenada a muerte. Pero cuando Ester lo hizo halló gracia delante de él y la recibió para conceder lo que ella deseara.

 

No es casualidad el hecho de que ella fuera bien recibida por el rey, esa fue la añadidura, porque Ester dispuso su corazón y su vida a Dios, Él la respaldó con gracia. Él se hizo cargo de Su pueblo y de ella, de modo que Amán como enemigo de Su pueblo y de Ester, fue descubierto y condenado a muerte por el rey.

 

Ester pudo haber buscado un plan estratégico en el que ella no corriera riesgo de muerte o donde su puesto con el rey no estuviera en juego; sin embargo, ella no buscó lo más fácil, confió en Dios y buscó hacer Su voluntad para traer Su reino a esta tierra, eso permitió que sucediera algo sobrenatural.

 

Queremos invitarte a que no dejes de confiar en Dios, a que te fortalezcas en Su palabra; recuerda Sus promesas y que Sus planes son buenos. Dios es justo y, cuando se lo permitimos, Él se hace cargo de todo. Cuando le damos Su lugar y confiamos, Él tiene la última palabra y se manifiesta de forma gloriosa.

 

 “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”

Juan 11:40 RVR1960





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